En diciembre de 2012 se publicó El Modelo Chileno: ¿Debacle o Victoria? Fue una revisión modesta pero suficientemente amplia –panorámica quizás sea la palabra más adecuada– de la discusión en torno al diseño económico y político de desarrollo en libertad –libre mercado y democracia liberal– que ha llevado a Chile al umbral del primer mundo. Recuérdese que, en los últimos tiempos, la agenda nacional de temas en debate ha tenido como punto de excepcional relevancia la conveniencia de seguir con el modelo chileno y, por ende, su propia suerte.
Que se ha desplomado, que ya no resiste un minuto más, que hay que demolerlo. Que la desigualdad, que las injusticias, que los abusos, que la concentración de riqueza. Estas son las principales ideas gruesas del discurso crítico. Al mismo tiempo, la respuesta disparada desde la defensa: vamos bien y que hable la evidencia en números. Y se construye sobre los datos y hechos económicos, políticos y sociales una argumentación que sostiene el proyecto de continuar, con los ajustes siempre requeridos, por la vía del libre mercado y la democracia liberal.
¿Revolución o continuidad? Son dos visiones enteramente excluyentes que chocan cuando el país exhibe registros bastante satisfactorios en todas las materias que constituirían, a vista de cualquier analista informado, insumo para concluir un diagnóstico de salud favorable y de buenas expectativas. ¿Pero debería ignorarse la advertencia adversaria? ¿Qué hay de cierto? ¿Qué de mito? ¿O qué hay de cierto desde qué perspectiva ideológica y cómo se entiende?
El Modelo Chileno: ¿Debacle o Victoria?, de poco más de 60 páginas, es, así, una especie de “resumen ejecutivo”, claro que mucho menos compacto que los habituales en el mundo de los negocios, sobre las argumentaciones y discursos en pugna. Referí algunos libros, entrevistas, reportajes y estudios con el más franco y genuino espíritu de justicia y equidad. Mostré lo que decían, pensaban y preveían críticos y defensores del modelo de manera –espero haberlo logrado– desapasionada y cauta, no pretendiendo neutralidad, pero sí honestidad intelectual.
Naturalmente, el debate continúa y, por ahora, no muestra signo alguno de cansancio. Se han publicado, desde entonces, más libros de los que cité y más entrevistas y reportajes de los que alcancé a revisar. Así las cosas, me han sugerido elaborar una pronta actualización para incluir las novedades.
Pensando en cómo llevarla a cabo, advertí que una mera adición de referencias, con certeza, carecería de mayores sentido, atractivo e interés. Terminaría, muy probablemente, en una versión muy semejante de conclusiones exactas. En una ampliación. Pronto entendí que debía reescribir completamente el texto, con el trabajo extra que ello supone, pero ignoraba de qué manera distanciarlo del anterior para eludir la innecesaria similitud.
Así las cosas, surgió la idea de escribir un texto nuevo, que es el presente, compuesto de dos grandes partes: El camino al disenso y El debate.
Este libro sigue siendo, como El Modelo Chileno: ¿Debacle o Victoria?, una revisión del estado del debate en torno al modelo que responde a las mismas inquietudes y a otras nuevas. Pero, además de profundizar con un poco más de ambición y detalle en algunos temas, así como de añadir referencias y puntos antes no tratados, formula una pregunta adicional que el escrito que le precedió no tenía: ¿se encuentra Chile, realmente, en una encrucijada de alto riesgo?
Que se ha desplomado, que ya no resiste un minuto más, que hay que demolerlo. Que la desigualdad, que las injusticias, que los abusos, que la concentración de riqueza. Estas son las principales ideas gruesas del discurso crítico. Al mismo tiempo, la respuesta disparada desde la defensa: vamos bien y que hable la evidencia en números. Y se construye sobre los datos y hechos económicos, políticos y sociales una argumentación que sostiene el proyecto de continuar, con los ajustes siempre requeridos, por la vía del libre mercado y la democracia liberal.
¿Revolución o continuidad? Son dos visiones enteramente excluyentes que chocan cuando el país exhibe registros bastante satisfactorios en todas las materias que constituirían, a vista de cualquier analista informado, insumo para concluir un diagnóstico de salud favorable y de buenas expectativas. ¿Pero debería ignorarse la advertencia adversaria? ¿Qué hay de cierto? ¿Qué de mito? ¿O qué hay de cierto desde qué perspectiva ideológica y cómo se entiende?
El Modelo Chileno: ¿Debacle o Victoria?, de poco más de 60 páginas, es, así, una especie de “resumen ejecutivo”, claro que mucho menos compacto que los habituales en el mundo de los negocios, sobre las argumentaciones y discursos en pugna. Referí algunos libros, entrevistas, reportajes y estudios con el más franco y genuino espíritu de justicia y equidad. Mostré lo que decían, pensaban y preveían críticos y defensores del modelo de manera –espero haberlo logrado– desapasionada y cauta, no pretendiendo neutralidad, pero sí honestidad intelectual.
Naturalmente, el debate continúa y, por ahora, no muestra signo alguno de cansancio. Se han publicado, desde entonces, más libros de los que cité y más entrevistas y reportajes de los que alcancé a revisar. Así las cosas, me han sugerido elaborar una pronta actualización para incluir las novedades.
Pensando en cómo llevarla a cabo, advertí que una mera adición de referencias, con certeza, carecería de mayores sentido, atractivo e interés. Terminaría, muy probablemente, en una versión muy semejante de conclusiones exactas. En una ampliación. Pronto entendí que debía reescribir completamente el texto, con el trabajo extra que ello supone, pero ignoraba de qué manera distanciarlo del anterior para eludir la innecesaria similitud.
Así las cosas, surgió la idea de escribir un texto nuevo, que es el presente, compuesto de dos grandes partes: El camino al disenso y El debate.
Este libro sigue siendo, como El Modelo Chileno: ¿Debacle o Victoria?, una revisión del estado del debate en torno al modelo que responde a las mismas inquietudes y a otras nuevas. Pero, además de profundizar con un poco más de ambición y detalle en algunos temas, así como de añadir referencias y puntos antes no tratados, formula una pregunta adicional que el escrito que le precedió no tenía: ¿se encuentra Chile, realmente, en una encrucijada de alto riesgo?