Juan de Mariana S.I. (Talavera de la Reina, 1536 – Toledo, 16 de febrero de 1624) fue un jesuita, teólogo e historiador español.
Junto con Baltasar Gracián constituye un ejemplo representativo de los escritores de la Compañía de Jesús. Hijo natural del deán de la colegiata de Talavera, Juan Martín, y de Bernardina Rodríguez, fue bautizado por ello en La Pueblanueva el 2 de abril de 1536; a lo largo de su vida hubo de soportar muchas afrentas a causa de su humilde extracción. Estudió Artes y Teología en Alcalá de Henares, en una atmósfera saturada de Humanismo. Allí tuvo como maestro de noviciado a San Francisco de Borja. Profesó en la Compañía de Jesús en 1554 en Simancas. Acabó su formación sacerdotal en el colegio jesuita de Roma, donde a partir de 1561 fue uno de sus mejores profesores, contando entre sus alumnos al futuro cardenal Belarmino, que sería protector de Francisco Suárez. Luego fue enviado como profesor a Palermo en Sicilia y después a París, donde recibió el grado de doctor y permaneció cinco años enseñando Teología sobre todo en la Saint Barthélemy; después estuvo un tiempo en Flandes.
Tras caer enfermo a consecuencia de sus intensas actividades como catedrático regresó a Toledo en 1574, en cuyo semirretiro se consagró a la redacción de sus libros. En 1578 recibió el encargo de informar sobre la presunta heterodoxia de la Biblia políglota cuya edición dirigía en Amberes Benito Arias Montano, en particular en la versión siríaca del Nuevo Testamento; su informe, que le llevó dos años de estudio, fue favorable. Esto le valió tal reputación que desde entonces se le encomendaron otros trabajos parecidos e igual de delicados, como la supervisión del ‘’Manual para la administración de los sacramentos’’, la reelaboración de las Actas de los concilios diocesanos de Toledo de 1582 y la redacción del Índice expurgatorio de 1584.
Mientras realizaba estos encargos y una edición de las Obras del polígrafo visigodo Isidoro de Sevilla, se puso a redactar una monumental historia de España en treinta libros, que comenzó a aparecer en Toledo en 1592 con el título de Historiae de rebus Hispaniae Libri XXX, cuya edición ampliada se editó en Maguncia en 1605. Entre tanto se imprimió en Toledo su propia traducción al castellano con el título Historia general de España (1601). La obra abarca hasta la muerte de Fernando el Católico, porque según sus palabras «No me atreví a pasar más adelante y relatar las cosas más modernas, por no lastimar a algunos si decía la verdad, ni faltar al deber si la disimulaba».
La muerte le sorprendió cuando trabajaba en unos Escolios al Antiguo y Nuevo Testamento, obra de exégesis bíblica que se fundaba en el texto de la Vulgata.
Junto con Baltasar Gracián constituye un ejemplo representativo de los escritores de la Compañía de Jesús. Hijo natural del deán de la colegiata de Talavera, Juan Martín, y de Bernardina Rodríguez, fue bautizado por ello en La Pueblanueva el 2 de abril de 1536; a lo largo de su vida hubo de soportar muchas afrentas a causa de su humilde extracción. Estudió Artes y Teología en Alcalá de Henares, en una atmósfera saturada de Humanismo. Allí tuvo como maestro de noviciado a San Francisco de Borja. Profesó en la Compañía de Jesús en 1554 en Simancas. Acabó su formación sacerdotal en el colegio jesuita de Roma, donde a partir de 1561 fue uno de sus mejores profesores, contando entre sus alumnos al futuro cardenal Belarmino, que sería protector de Francisco Suárez. Luego fue enviado como profesor a Palermo en Sicilia y después a París, donde recibió el grado de doctor y permaneció cinco años enseñando Teología sobre todo en la Saint Barthélemy; después estuvo un tiempo en Flandes.
Tras caer enfermo a consecuencia de sus intensas actividades como catedrático regresó a Toledo en 1574, en cuyo semirretiro se consagró a la redacción de sus libros. En 1578 recibió el encargo de informar sobre la presunta heterodoxia de la Biblia políglota cuya edición dirigía en Amberes Benito Arias Montano, en particular en la versión siríaca del Nuevo Testamento; su informe, que le llevó dos años de estudio, fue favorable. Esto le valió tal reputación que desde entonces se le encomendaron otros trabajos parecidos e igual de delicados, como la supervisión del ‘’Manual para la administración de los sacramentos’’, la reelaboración de las Actas de los concilios diocesanos de Toledo de 1582 y la redacción del Índice expurgatorio de 1584.
Mientras realizaba estos encargos y una edición de las Obras del polígrafo visigodo Isidoro de Sevilla, se puso a redactar una monumental historia de España en treinta libros, que comenzó a aparecer en Toledo en 1592 con el título de Historiae de rebus Hispaniae Libri XXX, cuya edición ampliada se editó en Maguncia en 1605. Entre tanto se imprimió en Toledo su propia traducción al castellano con el título Historia general de España (1601). La obra abarca hasta la muerte de Fernando el Católico, porque según sus palabras «No me atreví a pasar más adelante y relatar las cosas más modernas, por no lastimar a algunos si decía la verdad, ni faltar al deber si la disimulaba».
La muerte le sorprendió cuando trabajaba en unos Escolios al Antiguo y Nuevo Testamento, obra de exégesis bíblica que se fundaba en el texto de la Vulgata.