Jasmine Cameron no tenía experiencia suficiente en el amor para saber lo que no quería, aunque sí que sabía lo que quería; al misterioso desconocido del mar, cuyos ojos grises como el metal encendieron su cuerpo y le arrebataron la voluntad. Atraída hacia su yate por su poderoso encanto, se despierta en una isla desierta en una isla privada, participando en un juego sexual que le cambiará la vida, en el que él es el maestro y su sumisión es el premio.
9500 palabras.
*Tenga en cuenta que esta historia contiene situaciones eróticas y sexuales descritas de forma elegante únicamente para lectores adultos.
Porno de mamás, virgen, bdsm, romance erótico, fantasía de conquista, macho alfa, descendencia, dominación masculina, sumisión femenina, millonario
Extracto:
Jasmine se desvanecía al tener el desconocido tan cerca. Era alto y ancho, y con él casi encima de ella, podía oler el mar. Aún con el cuerpo girado hacia el espejo, ella sintió sus grandes manos acariciar su cuerpo, moverse por su pequeño torso y agarrarle los pechos. Las chispas que se encendían a través de su cuerpo hacían que le temblaran las rodillas.
Con la otra mano del desconocido en su pierna izquierda, Jasmine dejó caer la cabeza. Quería que la besara. Otros chicos la habían besado antes pero ninguno la había hecho sentir así. Quería que un hombre la besara. Acercando más y más sus labios a los de él, luchó por respirar en anticipación.
Cuando sus labios por fin se tocaron, ella supo que le pertenecía. Sus labios eran fuertes y cálidos, y cuando le abrieron sus propios labios, ella se convirtió en una arcilla flexible movida por su lengua, como si no tuviera voluntad excepto la de él.
Una onda de placer creció y rompió dentro de ella con un gemido cuando el desconocido, para su sorpresa, movió la mano por dentro de su falda y retiró a un lado su suave ropa interior. Ningún chico había sido tan directo nunca con ella. Se encontraba en un nuevo territorio y le gustaba. Ahora con su lengua llenando su boca y su mano sobándole el pecho, buscaba con el dedo la suave prominencia que contenía su sexo. Y cuando la encontró, la sensación le hizo perder el equilibrio.
Todo el cuerpo de Jasmine rodeó al del desconocido. Con sus pies en el aire, los dobló para envolver al desconocido como un pulpo devorando a su presa. Le agarró del cuello firmemente con sus brazos y para cuando pensó que había terminado, se desparramó sobre él como una segunda piel cuyo centro era el nudo que ondulaba hacia delante y hacia atrás bajo su tacto.
“Ahh,” gimió sintiendo una fuerza que no había sentido nunca. “Ahh!” gimió más alto agarrándose al cuerpo de él.
El cuerpo de Jasmine tembló y se congeló todo al mismo tiempo. Sus dedos y su lengua se agarraron a aquello que podían encontrar. Pero sus adentros temblaban. Palpitaban. Y con un pulso repentino que había leído sólo en los libros, sus carnes dejaron escapar una marea de sensaciones que le dejó el alma inútil excepto para comprender y devorar el placer. Jasmine sintió cómo la razón le abandonaba el cuerpo por un momento, y cuando volvió en si, descubrió que sus pies tocaban de nuevo el suelo y que los brazos se deslizaban soltándo a su hombre, y caían pesados hacia los lados.
9500 palabras.
*Tenga en cuenta que esta historia contiene situaciones eróticas y sexuales descritas de forma elegante únicamente para lectores adultos.
Porno de mamás, virgen, bdsm, romance erótico, fantasía de conquista, macho alfa, descendencia, dominación masculina, sumisión femenina, millonario
Extracto:
Jasmine se desvanecía al tener el desconocido tan cerca. Era alto y ancho, y con él casi encima de ella, podía oler el mar. Aún con el cuerpo girado hacia el espejo, ella sintió sus grandes manos acariciar su cuerpo, moverse por su pequeño torso y agarrarle los pechos. Las chispas que se encendían a través de su cuerpo hacían que le temblaran las rodillas.
Con la otra mano del desconocido en su pierna izquierda, Jasmine dejó caer la cabeza. Quería que la besara. Otros chicos la habían besado antes pero ninguno la había hecho sentir así. Quería que un hombre la besara. Acercando más y más sus labios a los de él, luchó por respirar en anticipación.
Cuando sus labios por fin se tocaron, ella supo que le pertenecía. Sus labios eran fuertes y cálidos, y cuando le abrieron sus propios labios, ella se convirtió en una arcilla flexible movida por su lengua, como si no tuviera voluntad excepto la de él.
Una onda de placer creció y rompió dentro de ella con un gemido cuando el desconocido, para su sorpresa, movió la mano por dentro de su falda y retiró a un lado su suave ropa interior. Ningún chico había sido tan directo nunca con ella. Se encontraba en un nuevo territorio y le gustaba. Ahora con su lengua llenando su boca y su mano sobándole el pecho, buscaba con el dedo la suave prominencia que contenía su sexo. Y cuando la encontró, la sensación le hizo perder el equilibrio.
Todo el cuerpo de Jasmine rodeó al del desconocido. Con sus pies en el aire, los dobló para envolver al desconocido como un pulpo devorando a su presa. Le agarró del cuello firmemente con sus brazos y para cuando pensó que había terminado, se desparramó sobre él como una segunda piel cuyo centro era el nudo que ondulaba hacia delante y hacia atrás bajo su tacto.
“Ahh,” gimió sintiendo una fuerza que no había sentido nunca. “Ahh!” gimió más alto agarrándose al cuerpo de él.
El cuerpo de Jasmine tembló y se congeló todo al mismo tiempo. Sus dedos y su lengua se agarraron a aquello que podían encontrar. Pero sus adentros temblaban. Palpitaban. Y con un pulso repentino que había leído sólo en los libros, sus carnes dejaron escapar una marea de sensaciones que le dejó el alma inútil excepto para comprender y devorar el placer. Jasmine sintió cómo la razón le abandonaba el cuerpo por un momento, y cuando volvió en si, descubrió que sus pies tocaban de nuevo el suelo y que los brazos se deslizaban soltándo a su hombre, y caían pesados hacia los lados.