Incluye audio del autor.
Leer la prosa de Maribel Cámara es darse un chapuzón en las sensuales aguas de un lenguaje rico en colores, sabores, texturas y olores. Los sentidos del oído y la vista también se agudizan al leer los cuentos de esta escritora tabasqueña ya que el lector puede escuchar el sonido de la naturaleza que su pluma nos describe; puede ver el movimiento de las caderas de algunos de sus personajes femeninos al compás del baile y puede, asimismo, refrescar la imaginación con la brisa del Usumacinta tan extraordinariamente descrito.
Llenos de anécdotas basadas en su propia historia, los cuentos de Maribel Cámara transportan al lector a la selva, al trópico húmedo; lo pasean a caballo o le permiten sentir el arrullo de una hamaca. Le permiten pasear una tarde de verano por las calles de diversos pueblos tabasqueños. En síntesis: no le dan tregua porque no soltará el libro ni un minuto.
Leer la prosa de Maribel Cámara es darse un chapuzón en las sensuales aguas de un lenguaje rico en colores, sabores, texturas y olores. Los sentidos del oído y la vista también se agudizan al leer los cuentos de esta escritora tabasqueña ya que el lector puede escuchar el sonido de la naturaleza que su pluma nos describe; puede ver el movimiento de las caderas de algunos de sus personajes femeninos al compás del baile y puede, asimismo, refrescar la imaginación con la brisa del Usumacinta tan extraordinariamente descrito.
Llenos de anécdotas basadas en su propia historia, los cuentos de Maribel Cámara transportan al lector a la selva, al trópico húmedo; lo pasean a caballo o le permiten sentir el arrullo de una hamaca. Le permiten pasear una tarde de verano por las calles de diversos pueblos tabasqueños. En síntesis: no le dan tregua porque no soltará el libro ni un minuto.