En el presente documento se reflexiona sobre el papel que ha desempeñado el mercado laboral en la disminución de la desigualdad en América Latina durante la primera década del siglo XXI, poniendo el foco en el vínculo entre el notorio proceso de reducción de la informalidad del empleo y la caída de la desigualdad, hechos que han ocurrido simultáneamente en la región. Los estudios nacionales que integran el presente volumen confirman que los retornos a la educación cumplen un rol central en la reducción de las brechas que separan el tramo superior de la distribución del resto de los ocupados. Sin embargo, la mayor dinámica de las remuneraciones de los trabajadores que se ubican en el tramo inferior de la distribución se asocia a procesos institucionales vinculados a la creciente formalización del mercado de trabajo. En términos generales, el aumento del registro laboral no solo ha propiciado que un conjunto mayor de trabajadores accedan a beneficios sociales y estén amparados por las instituciones laborales sino que, además, ha ejercido un efecto desconcentrador sobre los ingresos laborales. Estos resultados nos recuerdan que en el diseño de estrategias tendientes a una mayor igualdad se requiere considerar la formalidad laboral como un canal privilegiado para la acción de las políticas públicas, además de otros espacios, como la educación, tradicional y acertadamente señalada como clave para superar las restricciones al crecimiento y la igualdad.
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