Desnudo de mujer, es un homenaje a las maravillosas anécdotas de Cuba y de su infancia que contaba "Mami Nena", como le decían los nietos a mi madre. Ella alcanzó a leer este relato antes de irse para quedarse para siempre en nuestra memoria y nuestros corazones. Su comentario fue -¡Qué buena memoria tienes, hija!-. Entonces supe que había sido fiel a sus recuerdos y sus fantasías. También rindo homenaje a mi "Abuelita Mima" que se sentaba al borde de mi cama a contarme historias de tiempos remotos, del caballo blanco de su papá, de las travesuras de su madre, de sus parientes que habían sido héroes de la Independencia y especialmente de la casona de Malecón 8, donde la llevó a vivir su marido, en la que se volvió parte de la leyenda de Doña Constanza, la matriarca de los Erdmann. Hago un reconocimiento a la de los Gutiérrez, la altiva, inteligente y sabia Mamabella que me tejía preciosos vestidos mientras me enseñaba a rezar, al tiempo que escuchaba en el radio las noticias y me hablaba de política y de un mundo en el que se tiraban bombas atómicas.
En este libro desnudo mi alma; cuento -sin recato- mis amores y desencantos, mis aventuras en esto de aprender a vivir y a veces a sobrevivir. Comparto
lágrimas orgullosas y gozos profundos.
En este libro desnudo mi alma; cuento -sin recato- mis amores y desencantos, mis aventuras en esto de aprender a vivir y a veces a sobrevivir. Comparto
lágrimas orgullosas y gozos profundos.