Dolor y agradecimiento son dos palabras con las que expresar el papel de las mujeres dentro de la Iglesia primitiva, y en gran medida la actual. Dolor por las experiencias de marginación a las que en numerosas ocasiones se han visto sometidas, y agradecimiento por los momentos de protagonismo que les ha posibilitado su pertenencia a la comunidad cristiana. De aquí el título del libro: "Desterradas hijas de Eva", con el que se pretende indicar no sólo nuestra común condición de vulnerabilidad, sino la exclusión y silencio a los que muchas mujeres han quedado reducidas dentro de los espacios eclesiales. Y todo con la intención de recuperar la memoria de algunas mujeres que fueron protagonistas de sus propias vidas. De este modo Perpetua, Felicidad, Blandina, Sinclética, Melania la Joven, Olimpia o Pulqueria se hacen visibles a nuestra mirada y forman parte de nuestro álbum familiar.
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