“Sé lo que estás haciendo. Sí, vos… no te ruborices ahora ni mirés para otro lado con cara de yo no fui. Sé que no podés evitarlo, sé que mi mundo prohibido te produce morbo y curiosidad… Pero no creas, no siempre es tan noble y gratificante mi profesión, hay momentos en los que me siento muy solo… por eso te lo voy a permitir, si me prometes permanecer callado y guardar el secreto. “
Con estas palabras, el ginecólogo argentino Martín Parsons nos invita a espiar por el ojo de la cerradura aquello que sucede en su consulta, detrás del biombo, o todo lo que de inconfesable ocurre en su vida.
Sin embargo, lo que de inicio parece una pícara sucesión de estampas más o menos promiscuas muy pronto sufrirá un vuelco inesperado: la aparición de Zoraya, un siniestro personaje surgido del pasado, lo alejará de la seguridad de su perfecto mundo y lo arrastrará, junto con el lector-espectador, a un abismo de incierta salida.
Con estas palabras, el ginecólogo argentino Martín Parsons nos invita a espiar por el ojo de la cerradura aquello que sucede en su consulta, detrás del biombo, o todo lo que de inconfesable ocurre en su vida.
Sin embargo, lo que de inicio parece una pícara sucesión de estampas más o menos promiscuas muy pronto sufrirá un vuelco inesperado: la aparición de Zoraya, un siniestro personaje surgido del pasado, lo alejará de la seguridad de su perfecto mundo y lo arrastrará, junto con el lector-espectador, a un abismo de incierta salida.