Esta novela fue escrita hace más de diez años. Recién terminada tuvo el honor de participar, junto con otras nueve, en la gala del Premio Planeta del 2005. Obviamente, ni ganó, ni fue finalista; ni siquiera, el escritor acudió a aquella entrega de premios. Durante más de una década, ha permanecido cogiendo polvo escondida en un escritorio. Hoy, he decidido auto publicarla por internet.
La literatura siempre llamó mi atención, pero la observaba desde el punto de vista del lector. Nunca, hasta aquel lejano cuatro de abril, consideré en serio la posibilidad de crear. No sé si por la época del año o por alguna otra mística razón, me sorprendí empezando este relato. El texto no tenía, en principio, ninguna pretensión mayor que la de contar los avatares de la vida cotidiana de dos seres. Estas dos personas nacieron obviamente de mi imaginación, es decir, no eran reales, pero a partir de un determinado momento durante el transcurso de mi escritura, lo fueron..., ¿o no?
Un personaje está vivo desde que aparece en la mente de su creador; primero nace y después se desarrolla y crece, no solo ya durante la propia creación de la obra, sino después, en todos y cada uno de los espíritus de sus lectores. Una criatura literaria muere muchas veces, tantas como personas la hayan leído y por desgracia muerto, pero por el contrario, nunca lo hace por última vez, pues siempre habrá un lector que aún viva.
Si quieren conocer cómo Larisa y Borón cobraron vida real, lean las siguientes páginas...
La literatura siempre llamó mi atención, pero la observaba desde el punto de vista del lector. Nunca, hasta aquel lejano cuatro de abril, consideré en serio la posibilidad de crear. No sé si por la época del año o por alguna otra mística razón, me sorprendí empezando este relato. El texto no tenía, en principio, ninguna pretensión mayor que la de contar los avatares de la vida cotidiana de dos seres. Estas dos personas nacieron obviamente de mi imaginación, es decir, no eran reales, pero a partir de un determinado momento durante el transcurso de mi escritura, lo fueron..., ¿o no?
Un personaje está vivo desde que aparece en la mente de su creador; primero nace y después se desarrolla y crece, no solo ya durante la propia creación de la obra, sino después, en todos y cada uno de los espíritus de sus lectores. Una criatura literaria muere muchas veces, tantas como personas la hayan leído y por desgracia muerto, pero por el contrario, nunca lo hace por última vez, pues siempre habrá un lector que aún viva.
Si quieren conocer cómo Larisa y Borón cobraron vida real, lean las siguientes páginas...