Relato del viernes 20 de diciembre de 2013, pocas horas antes de la muerte del cantante:
“En tarima aparece el Cacique de La Junta, quien luce una llamativa camisa con pintas atigradas y un yin negro. El rictus de dolor en su cara opaca la sonrisa que quería mostrarles a sus seguidores, que esa noche atiborraron la discoteca barranquillera.
—Buenas noches —fue el saludo corto que le dio a su fanaticada, y sin más preámbulos empezó a cantar “La vida del artista”, de Máximo Movil, canción que le dio el título a su último disco.
Pero pese a su esfuerzo, Diomedes no pudo interpretar la canción completa. Cuando aún faltaban varias estrofas, el Cacique de La Junta abruptamente le ordenó con un gesto a Alvarito López la terminación anticipada de la pieza musical, mientras le solicitaba a uno de sus asistentes que le acercara a la tarima una silla para sentarse, buscando sobrellevar el dolor, que era inocultable.
Poco antes de cumplir las dos horas de una presentación que nadie disfrutó, Diomedes terminó con una frase que causó gran impacto en los asistentes: “¡Qué bonito sería estar en el entierro de uno y poder ver a toditos mis seguidores. Muchas gracias, muchas gracias, los quiero mucho. Con mucho gusto…!”.