Diferentes corrientes religiosas luchan para sobreponerse entre sí. Cada una dice tener la verdad, y punto. De modo que las demás corrientes estarían excluidas, sin apelaciones. Mientras tanto, los ateos niegan todo lo que proviene de religiones: ponen a todas en el mismo saco de escepticismo. Es extremismo en todo el lugar. ¿Quién puede manejar todo esto?
Por suerte, parece que hay lugar para quien no se preocupa ni con una cosa, ni con otra y – mucho menos – en tener toda la razón. Es ahí exactamente donde este libro entra – aunque no sea tan exactamente así.
Por suerte, parece que hay lugar para quien no se preocupa ni con una cosa, ni con otra y – mucho menos – en tener toda la razón. Es ahí exactamente donde este libro entra – aunque no sea tan exactamente así.