La retórica fue uno de los mayores logros de la literatura griega, y los oradores del siglo V a.C. como Antifonte y Andócides crearon su estilo y capacidad para los matices.
Antifonte (c. 480-411 a.C.) fue el orador ático cuyos discursos son los más antiguos en su género que conservamos. Escritos por encargo para que los pronunciaran otros, le reportaron gran fama. Fue condenado a muerte debido a su implicación al frente de la revolución oligárquica que estableció el gobierno de los Cuatrocientos en la Atenas de 411. Uno de los fragmentos conservados pertenece al discurso que pronunció en su propia defensa; los demás discursos que nos han llegado de él corresponden a casos de homicidio y a ejercicios retóricos para acusador y defensor en imaginarios procesos por asesinato. Antifonte ocupa un lugar destacado no sólo en el desarrollo de la técnica retórica, sino en la historia literaria: él y su contemporáneo Tucídides crearon la prosa literaria ática, que llevaría a los logros artísticos de Platón, Isócrates y Demóstenes.
Andócides (c. 440-c. 390 a.C.) fue uno de los primeros oradores áticos. A raíz de acusaciones de profanación abandonó Atenas y perdió sus derechos civiles; pasó el exilio, entre 415 y 403, principalmente en Chipre, dedicado al comercio. Sus tres discursos que poseemos conciernen a este proceso (dos) y a una exhortación a hacer la paz con Esparta, adonde encabezó una fracasada embajada en 392-391.