¿Puede una persona modificar el alma de otra? ¿Mejorarla? ¿Llenarla de odio? ¿Volverla más poderosa que las demás? Los Dominadores de Almas sí. Y esta es la historia de su descendencia.
Eones después de que los Dominadores de Almas desaparecieran, su legado continúa en casos inauditos de humanos que poseen extrañas virtudes. Los Ades son un grupo de personas procedentes de todas partes del mundo, poseedores de dichos poderes y que llevan a cabo diferentes fechorías sin razón aparente, captando la atención del SSIS (Special Supernatural Investigation Squad), que no dudan en perseguirlos para evitar que continúen cometiendo robos y crímenes.
Con lo que no contaba el SSIS, era que detrás de este grupo, existe otro muchísimo peor. Los Vein. Humanos cuyas almas han sido modificadas, cargándolas de ira, convirtiéndoles en seres monstruosos que asesinan sin piedad a todo aquel que posea un don, y lo peor es que no son conscientes de ello.
¿Merece la pena combatir un mal si es el único capaz de vencer a otro mal aún mayor? Ese es el planteamiento en el que se verá envuelto el SSIS, ¿perseguir a los Ades o unirse a ellos para poder acabar con los Vein? Sabiendo que la única forma de vencer a esas extrañas criaturas es aliándose a los Ades, los SSIS se unen a ellos para conseguir rescatar al único ser capaz de destruir a los Vein.
Lo que ninguno puede sospechar es que en el equipo de Ades existe un traidor, un Dominador de Almas que no se dedica a otorgar virtudes, sino a crear Vein. Y lleva aguardando años para poder llevar a cabo su plan, y terminar por fin con todas las personas poseedoras de virtudes.
Es en ese momento cuando descubren que tanto los Ades como los Vein descienden de los Dominadores de Almas, seres prácticamente inmortales y poderosos que existen desde que el tiempo es tiempo. Es cuando se dan cuenta, para su desgracia, que Dominadores de ambos bandos, para bien y para mal, continúan entre la humanidad.
«¿Sabes lo que es el miedo? Ese terror que te paraliza y te consume, y lo único que deseas es desaparecer con tal de que acabe esa agonía. Pues eso es lo que yo siento cada vez que veo a un Vein, porque sé que tengo ante mí a una bestia cuya única finalidad es destruirme. Y lo peor es que esos terribles monstruos... son humanos.»
Eones después de que los Dominadores de Almas desaparecieran, su legado continúa en casos inauditos de humanos que poseen extrañas virtudes. Los Ades son un grupo de personas procedentes de todas partes del mundo, poseedores de dichos poderes y que llevan a cabo diferentes fechorías sin razón aparente, captando la atención del SSIS (Special Supernatural Investigation Squad), que no dudan en perseguirlos para evitar que continúen cometiendo robos y crímenes.
Con lo que no contaba el SSIS, era que detrás de este grupo, existe otro muchísimo peor. Los Vein. Humanos cuyas almas han sido modificadas, cargándolas de ira, convirtiéndoles en seres monstruosos que asesinan sin piedad a todo aquel que posea un don, y lo peor es que no son conscientes de ello.
¿Merece la pena combatir un mal si es el único capaz de vencer a otro mal aún mayor? Ese es el planteamiento en el que se verá envuelto el SSIS, ¿perseguir a los Ades o unirse a ellos para poder acabar con los Vein? Sabiendo que la única forma de vencer a esas extrañas criaturas es aliándose a los Ades, los SSIS se unen a ellos para conseguir rescatar al único ser capaz de destruir a los Vein.
Lo que ninguno puede sospechar es que en el equipo de Ades existe un traidor, un Dominador de Almas que no se dedica a otorgar virtudes, sino a crear Vein. Y lleva aguardando años para poder llevar a cabo su plan, y terminar por fin con todas las personas poseedoras de virtudes.
Es en ese momento cuando descubren que tanto los Ades como los Vein descienden de los Dominadores de Almas, seres prácticamente inmortales y poderosos que existen desde que el tiempo es tiempo. Es cuando se dan cuenta, para su desgracia, que Dominadores de ambos bandos, para bien y para mal, continúan entre la humanidad.
«¿Sabes lo que es el miedo? Ese terror que te paraliza y te consume, y lo único que deseas es desaparecer con tal de que acabe esa agonía. Pues eso es lo que yo siento cada vez que veo a un Vein, porque sé que tengo ante mí a una bestia cuya única finalidad es destruirme. Y lo peor es que esos terribles monstruos... son humanos.»