En este destierro, tan inesperado como deseado, a tierras y pueblos de Castilla, extranjero ya de mi Andalucía natural, pugno en recuerdos vividos tan cercanos que mi memoria traslada a hoy en un viaje de cambios con valor de sueños, frustraciones, alegrías y penas de un pasado inmediato.
Ciudad, voces y personas que me hablan de nuevas emociones que afectan al paso diario de vivir y morir bajo otro cielo de luz y de azul. Ocres días y bermejas tardes de nuevos acontecimientos en mi alma despojada de afectos.
En un liviano y profundo pensamiento, tan breve y agudo como un epigrama, se encendió la pasión adormecida en la mediocridad de la vida tan fútil de los últimos años. Un gran deseo me empujó a trasladar toda mi abulia interior a un nuevo mundo exterior repleto de vida agitada, beligerante, estimada, filtrada por vehementes ojos de miradas penetrantes.
Un gran cambio de clima, de topografía y de nuevas experiencias en una gran ciudad de gentes diversas y desconocidas, de rezos, de lenguas y razas multiplicadas. Tan solo tuve que atender lo invisible para reconocer el camino a elegir. Desplazamiento de mi cuerpo a otro lugar, de mi alma a otra dimensión. Dejar aquellos recuerdos doblados en la maleta de mi memoria, bajo la cama de mis otros combates extinguidos. Mis sentidos renovarlos en otros yos tan enigmáticos, tan atractivos, tan nuevos como desiguales en este otro desaforado entorno imaginado.
Un gran canje al olvido temporal, a la locura del renacer sin mácula, virgen, desconocido e impersonal en esta gran Urbe. Ya me siento atrapado, adentrado en el misterio de su atractiva savia urbana. Me ha seducido con tanta presteza como el anhelo descifrado de una amante codiciada. El regalo es tan especial que no puedo imaginar ahora mi destino, mi vida en otro viaje tan real como acertado.
Todo lo que vivo es la presencia de la voluntad y de la libertad en mis actos cotidianos. No tengo mañana. Ya quemé el ayer. En el hoy está todo, mi entera totalidad, mis olvidos, mis secuestros, mismas desazonados recuerdos, mis desamores y mis nuevas pasiones.
Ya se borró el pasado, tan solo ahora presiento las soledades, los desamores, las pasiones y quemar los fragmentos de mi memoria en la hoguera de mi alma.
Ciudad, voces y personas que me hablan de nuevas emociones que afectan al paso diario de vivir y morir bajo otro cielo de luz y de azul. Ocres días y bermejas tardes de nuevos acontecimientos en mi alma despojada de afectos.
En un liviano y profundo pensamiento, tan breve y agudo como un epigrama, se encendió la pasión adormecida en la mediocridad de la vida tan fútil de los últimos años. Un gran deseo me empujó a trasladar toda mi abulia interior a un nuevo mundo exterior repleto de vida agitada, beligerante, estimada, filtrada por vehementes ojos de miradas penetrantes.
Un gran cambio de clima, de topografía y de nuevas experiencias en una gran ciudad de gentes diversas y desconocidas, de rezos, de lenguas y razas multiplicadas. Tan solo tuve que atender lo invisible para reconocer el camino a elegir. Desplazamiento de mi cuerpo a otro lugar, de mi alma a otra dimensión. Dejar aquellos recuerdos doblados en la maleta de mi memoria, bajo la cama de mis otros combates extinguidos. Mis sentidos renovarlos en otros yos tan enigmáticos, tan atractivos, tan nuevos como desiguales en este otro desaforado entorno imaginado.
Un gran canje al olvido temporal, a la locura del renacer sin mácula, virgen, desconocido e impersonal en esta gran Urbe. Ya me siento atrapado, adentrado en el misterio de su atractiva savia urbana. Me ha seducido con tanta presteza como el anhelo descifrado de una amante codiciada. El regalo es tan especial que no puedo imaginar ahora mi destino, mi vida en otro viaje tan real como acertado.
Todo lo que vivo es la presencia de la voluntad y de la libertad en mis actos cotidianos. No tengo mañana. Ya quemé el ayer. En el hoy está todo, mi entera totalidad, mis olvidos, mis secuestros, mismas desazonados recuerdos, mis desamores y mis nuevas pasiones.
Ya se borró el pasado, tan solo ahora presiento las soledades, los desamores, las pasiones y quemar los fragmentos de mi memoria en la hoguera de mi alma.