Alicia viaja a las Filipinas para visitar a un buen amigo. Sin embargo, a su llegada a Manila se entera de la reciente muerte de él... Es el primero de tres viajes que también la conducen a trabajar como voluntaria en Tanzania y a recibir enseñanza de lamas tibetanos refugiados en la India. Todo un itinerario con vivencias que devienen decisivas para ella. «He sentido, he llorado, he buscado, he descubierto, he sufrido desengaños, he peregrinado y he cambiado, ya que nada ni nadie me ha dejado indiferente. La muerte y la vida en las Filipinas, los latidos de la tierra en África, la espiritualidad y las debilidades humanas en la India. El camino interior ha florecido y ha empezado a irradiar; el corazón todavía sigue buscando...».
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