Dustin tuvo su primer papel como Tiny Tim en una obra escolar titulada “A Christmas Carol”, aunque esa experiencia le empujó a dedicarse mejor a la música. Posteriormente y ante un nuevo fracaso artístico, cambió nuevamente de idea y asistió a las clases de actores que impartían en el teatro de Pasadena. Una vez trasladado a la Ciudad de Nueva York, trabajó durante diez años como actor suplente en una gran variedad de papeles.
Su gran oportunidad le llegó cuando fue requerido en un casting para una película dirigida por Mike Nichols titulada “El Graduado”, por la cual fue nominado para un Premio de la Academia como el mejor actor. Sus co-estrellas eran Ana Bancroft y Katherine Ross.
Su siguiente papel fue el personaje de Ratso Rizzo en la película “Cowboy de medianoche”, en donde también consiguió un gran éxito junto a Jon Voight. Dustin y Jon Voight fueron ambos nominados para un Premio de la Academia por sus papeles en este filme.
En 1969 los estudios realizaron un curioso referéndum en el cual pidieron a los lectores de la revista Life que eligieran entre Dustin Hoffman y John Wayne para protagonizar “Valor de ley”. Bajo el lema “Elegir al héroe”, la votación popular designó como más adecuado a Wayne, consiguiendo, además, un Oscar al Mejor Actor.
Un primer ejemplo de cómo Hollywood intenta representar las ideas tradicionales de heroísmo y pureza en la pantalla, los tenemos cuando Hoffman interpretó la famosa escena de la seducción en “El Graduado” (1967), de Mike Nichols. Interpretando el papel del joven de 21 años Benjamín Braddock, Hoffman que tenía en ese momento 30 años, demostró de una manera muy correcta la opinión de toda una generación que rechazaba los valores morales de sus padres, aunque dejaban bien claro lo desconcertados que estaban con su futuro. Navegando entre el sistema tradicional que imponía el Método del Actor’s Studio, a medio camino entre la caricatura satírica y el drama, Hoffman consiguió aportar una imagen alegre incluso en un ambiente tenso y profundo. Rememorando la escena de la seducción cómica con Ana Bancroft, como la Señora Robinson, y su angustia en la escena culminante de la película, la boda de su amiga, vemos que Hoffman se convirtió en un extraño icono de la pantalla.
Aunque anteriormente las estrellas masculinas de Hollywood eran habitualmente tipos clásicamente atractivos o escabrosos, Hoffman consiguió triunfar, en parte, precisamente por su carencia absoluta de glamour. Con su baja estatura, su gran nariz y su expresión carente de carisma, consiguió que otros actores en circunstancias parecidas, como Barbra Streisand y Jack Nicholson, también triunfaran al lado de personas más guapas
Su gran oportunidad le llegó cuando fue requerido en un casting para una película dirigida por Mike Nichols titulada “El Graduado”, por la cual fue nominado para un Premio de la Academia como el mejor actor. Sus co-estrellas eran Ana Bancroft y Katherine Ross.
Su siguiente papel fue el personaje de Ratso Rizzo en la película “Cowboy de medianoche”, en donde también consiguió un gran éxito junto a Jon Voight. Dustin y Jon Voight fueron ambos nominados para un Premio de la Academia por sus papeles en este filme.
En 1969 los estudios realizaron un curioso referéndum en el cual pidieron a los lectores de la revista Life que eligieran entre Dustin Hoffman y John Wayne para protagonizar “Valor de ley”. Bajo el lema “Elegir al héroe”, la votación popular designó como más adecuado a Wayne, consiguiendo, además, un Oscar al Mejor Actor.
Un primer ejemplo de cómo Hollywood intenta representar las ideas tradicionales de heroísmo y pureza en la pantalla, los tenemos cuando Hoffman interpretó la famosa escena de la seducción en “El Graduado” (1967), de Mike Nichols. Interpretando el papel del joven de 21 años Benjamín Braddock, Hoffman que tenía en ese momento 30 años, demostró de una manera muy correcta la opinión de toda una generación que rechazaba los valores morales de sus padres, aunque dejaban bien claro lo desconcertados que estaban con su futuro. Navegando entre el sistema tradicional que imponía el Método del Actor’s Studio, a medio camino entre la caricatura satírica y el drama, Hoffman consiguió aportar una imagen alegre incluso en un ambiente tenso y profundo. Rememorando la escena de la seducción cómica con Ana Bancroft, como la Señora Robinson, y su angustia en la escena culminante de la película, la boda de su amiga, vemos que Hoffman se convirtió en un extraño icono de la pantalla.
Aunque anteriormente las estrellas masculinas de Hollywood eran habitualmente tipos clásicamente atractivos o escabrosos, Hoffman consiguió triunfar, en parte, precisamente por su carencia absoluta de glamour. Con su baja estatura, su gran nariz y su expresión carente de carisma, consiguió que otros actores en circunstancias parecidas, como Barbra Streisand y Jack Nicholson, también triunfaran al lado de personas más guapas