España ha hecho grandes progresos en las últimas décadas, pero aún está lejos de parecerse a las democracias «ilustradas» del norte de Europa. Tenemos profesionales capaces de diseñar las políticas que hay que adoptar para lograr ese propósito… Pero nadie las pone en marcha. ¿Por qué motivo? ¿Qué hace que sigan tomándose decisiones equivocadas?
Lo más fácil suele ser culpar a los políticos, pero el exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez pone el foco en este libro en las políticas, es decir, en las medidas que estos toman. Y en el hecho de que a la hora de escogerlas hay muchas variables, aparte de los propios políticos —grupos de interés, medios de comunicación, la ciudadanía—, que hacen que no siempre triunfen las mejores soluciones.
A partir de ejemplos recientes de decisiones políticas que han ignorado lo que la ciencia económica aconseja, Fernández Ordóñez, espectador privilegiado de la gestión de la crisis por parte de los últimos gobiernos, muestra en este libro, en el que habla por primera vez tras abandonar los cargos públicos, el camino a seguir en los próximos años. Porque para cambiar las políticas no basta con cambiar a quienes las impulsan: es necesario cambiar también la forma de elaborarlas.
Lo más fácil suele ser culpar a los políticos, pero el exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez pone el foco en este libro en las políticas, es decir, en las medidas que estos toman. Y en el hecho de que a la hora de escogerlas hay muchas variables, aparte de los propios políticos —grupos de interés, medios de comunicación, la ciudadanía—, que hacen que no siempre triunfen las mejores soluciones.
A partir de ejemplos recientes de decisiones políticas que han ignorado lo que la ciencia económica aconseja, Fernández Ordóñez, espectador privilegiado de la gestión de la crisis por parte de los últimos gobiernos, muestra en este libro, en el que habla por primera vez tras abandonar los cargos públicos, el camino a seguir en los próximos años. Porque para cambiar las políticas no basta con cambiar a quienes las impulsan: es necesario cambiar también la forma de elaborarlas.
