Noemi gemía con los ojos cerrados, frente a mí, disfrutando. Yo en cambio, la metía y la sacaba y apenas notaba el roce. Ese aislamiento sensorial me excito tanto, que incluso sin placer físico, tras unas embestidas, me corrí de nuevo.
- ¿Ya?- asentí-. ¿Ni con dos condones eh?
- Así es peor. Me ha dado más morbo.
- Bueno, lo tendré en cuenta. Baja un ratillo anda- bajé para comerle el coño, porque a ella no le había dado tiempo a terminar. Tras correrse, nos dormimos acurrucados.
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