Entre los Pueblos del Pacto y el Martillo de Dios existe un estado de guerra fría que se ha prolongado durante más de veinte años. Una guerra sin ejércitos en la que las batallas se libran en la oscuridad y la información es el arma más peligrosa.
En ese mundo (que en ocasiones parece la Edad Media, en otras, el Renacimiento y en otras, el siglo XIX) vive Yáxtor Brandan, adepto empírico al servicio de la Reina de Alboné, un personaje implacable, amoral y carente de escrúpulos que lucha por recuperar su propio pasado mientras intenta impedir que un nuevo jugador en el juego del espionaje ponga fin al mundo, tal como se conoce.
Con «El adepto de la Reina», Rodolfo Martínez demuestra que sigue en buena forma literaria, y crea una historia de intriga y espionaje en la que no abandona ninguna de sus claves características y donde, una vez más, mezcla distintos géneros y temas para construir una novela que no concede descanso al lector.
En ese mundo (que en ocasiones parece la Edad Media, en otras, el Renacimiento y en otras, el siglo XIX) vive Yáxtor Brandan, adepto empírico al servicio de la Reina de Alboné, un personaje implacable, amoral y carente de escrúpulos que lucha por recuperar su propio pasado mientras intenta impedir que un nuevo jugador en el juego del espionaje ponga fin al mundo, tal como se conoce.
Con «El adepto de la Reina», Rodolfo Martínez demuestra que sigue en buena forma literaria, y crea una historia de intriga y espionaje en la que no abandona ninguna de sus claves características y donde, una vez más, mezcla distintos géneros y temas para construir una novela que no concede descanso al lector.