Elisa trabaja en radiología en una clínica privada. Es una mujer eficiente y responsable, pero también impulsiva, rebelde y poco diplomática. Todo ello forma un cóctel explosivo que hace que odie a Gabriel, el hijo del director de la clínica, cuando llega para sustituir al anterior jefe de radiología.
Gabriel es un hombre serio y comprometido, muy alejado de la imagen que se ha formado ella de hijo del jefe que entra por enchufe. Para empezar, ni siquiera se habla con el estirado de su padre. Inevitablemente, llega el momento en que Elisa y Gabriel se dan cuenta de que no son indiferentes el uno para el otro. Pero aun así, Elisa encontrará suficientes motivos para creer que son muy diferentes, empezando porque uno es médico y otro técnico, habitantes de universos distintos. Él tendrá que esforzarse mucho para hacer que ella olvide esa especie de elitismo a la inversa...