El abeto sintió cosquillas en una de sus ramas y se quitó una ardilla, que cayó al suelo y escapó con un cono en la boca. El árbol escuchó el bosque. Silencio. El abeto vio un par de hojas en el viento. La luz del día cambió y el olor del aire era diferente. El árbol no tenía dudas: la navidad se acercaba. Se emocionó y la savia corrió con fuerza dentro de sí.
―¿Este año se cumplirá al fin mi sueño?
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