Pues que todas las naciones cultas han traducido en su lengua vulgar la "Poética" de Aristóteles, y los poetas y escritores de todos los tiempos se han esmerado tanto en estudiarla, observarla y aclararla, no se puede dudar sino que este tratado debe de ser verdaderamente precioso y a todas luces estimable. Lo que sienten los inteligentes y juiciosos es que no nos haya llegado entero y con el ser cumplido que le dio su autor. De hecho, quien leyere este libro de la "Poética" y lo confrontare, así con otras obras del autor como con lo que él mismo ofrece al principio de este tratado y no cumple, sacará por consecuencia que, si bien se debe creer que Aristóteles cumplió lo que prometió y comenzó, nosotros no gozamos si no es un fragmento de la Poética, y ése muy oscuro y truncado.
Como, sin embargo, se mira generalmente con tanto respeto la doctrina que en él se asienta y enseña, de ahí proviene que unos han procurado traducir en su lengua nativa eso poco que nos queda; otros aclararlo con notas; ésos lo comentan; aquéllos lo ilustran; quién pone lecciones variantes; quién llena las lagunas o suple los vacíos; algunos corrigen el texto; muchos hacen observaciones sobre él; y cada cual, empezando desde Horacio, prueba sus fuerzas a explicar lo mejor que puede la primera y más sabia de las Poéticas conocidas. No se descuidaron, por cierto, los españoles antiguos en semejante género de estudios; ni muchos de los modernos hasta nuestros días han alzado la mano del trabajo por amor de desplegar y poner en claro los preceptos sólidos del más juicioso de los filósofos.
Como, sin embargo, se mira generalmente con tanto respeto la doctrina que en él se asienta y enseña, de ahí proviene que unos han procurado traducir en su lengua nativa eso poco que nos queda; otros aclararlo con notas; ésos lo comentan; aquéllos lo ilustran; quién pone lecciones variantes; quién llena las lagunas o suple los vacíos; algunos corrigen el texto; muchos hacen observaciones sobre él; y cada cual, empezando desde Horacio, prueba sus fuerzas a explicar lo mejor que puede la primera y más sabia de las Poéticas conocidas. No se descuidaron, por cierto, los españoles antiguos en semejante género de estudios; ni muchos de los modernos hasta nuestros días han alzado la mano del trabajo por amor de desplegar y poner en claro los preceptos sólidos del más juicioso de los filósofos.