"El arte poética en romance castellano" de Miguel Sánchez de Lima salió de las planchas alcalaínas de Juan Íñiguez de Lequerica en 1580. La obra (un volumen en octavo menor de apenas setenta y dos folios, que no conocería otra edición hasta 1944) comprende tres diálogos en que dos personajes imaginarios conversan sobre poesía, tratan de preceptos básicos de versificación y métrica y presentan una breve pieza pastoril en prosa y verso. Poca atención ha sido dedicada a "El arte poética", en general, por críticos e historiadores de la literatura, y el nombre de Miguel Sánchez de Lima apenas es hoy una nota a pie de página en la historia de nuestras letras. Poca originalidad tienen, en efecto, las ideas contenidas en "El arte poética": la poesía como inspiración de origen divino, su finalidad utilitarista, impregnada de un sesgo religioso, el arte como complemento del «natural», la defensa de la lengua castellana, la crítica de los libros de caballerías, la idea de la decadencia de la poesía… Ha pesado en su valoración el inexacto dictamen de Menéndez Pelayo (que asimilaba nuestra obra a la tradición del horacianismo), y su preceptiva versificatoria ha sido frecuentemente despachada como un trasunto del "Trattato delle rime volgari" de Antonio da Tempo (cosa que ciertamente no es). No asoma a sus páginas eco alguno de la preceptiva neoaristotélica, que solo llegaría a nuestras letras con Alonso López Pinciano. Sus enseñanzas métricas son débiles, y están ancladas en un modelo de cuya evolución Miguel Sánchez de Lima no demuestra conciencia alguna. Su propia práctica poética (debemos a su minerva la mitad de las más de dos docenas de composiciones incluidas en "El arte poética") es endeble, métricamente perfectible y carente de inspiración.
Este sitio es seguro
Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.