Los avances conseguidos en el Concilio Vaticano II parecen ser definitivamente aparcados, sobre todo, desde la llegada al papado del cardenal Ratzinger e iniciada por el Papa Juan Pablo II. La reciente elección de un nuevo pontífice, de nacionalidad argentina, el Papa Francisco, está por ver por dónde se inclinará.
En el presente texto se aborda el tema de la relación de la Iglesia y el Carlismo en la España contemporánea. El Carlismo nunca se sintió favorecido por la Iglesia, institución que ha cruzado el Rubicón desde la época de Juan XXIII, en la que se afirmó el pluralismo político y se negó el apoyo al proyecto democristiano de Joaquín Ruíz Giménez. Todo ello ha hecho crecer lo que ya se creía enterrado: el anticlericalismo. Un ejemplo de la respuesta carlista fue la advertencia de Don Javier al cardenal Tarancón, presidente entonces de la Conferencia Episcopal Española.
En el texto se relatan desde los enormes privilegios que goza la Iglesia actual hasta su enfrentamiento a todo planteamiento que significara un avance o renovación ideológica de la sociedad española. Posiblemente este trabajo escandalizará a algunos y, sin embargo, a otros les parecerá que nos hemos quedado cortos. El asunto tiene su lógica, ya que lo contrario sería creer que la actual sociedad española pasa de todo. Pero está demostrado que no es así.
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