CAPÍTULO I
-¡Ralf, Ronal y Roger! ¡Venid aquí enseguida! ¿No os he dicho que hoy venía el nuevo tutor para daros clases?
-¡Ya vamos Virginia! Roger está lavando a los perros, enseguida estaremos aseados y listos. Y Ralf está buscando los mapas del mundo, porque la esfera no la encontramos, creo que la última vez la vimos en el estanque flotando como un balón de fútbol.
-¿Por qué me hacéis esto? Tenéis que dar una buena impresión. Recordar que no abundan mucho los maestros para enseñaros lo más básico de matemáticas, historia, latín, literatura, dibujo…Estamos muy lejos de la civilización. Y alguien tiene que dedicarse a la administración de las fincas que nos dejaron papá y mamá. Sé que estamos muy lejos de nuestra amada casa de Londres. Pero nuestro deber es atender a nuestros trabajadores en lo que les haga falta con los cultivos de café y cacao.
-Virginia, por favor, no te preocupes tanto por nuestra educación. Estamos encantados de vivir aquí en Costa Rica. Es un lugar mágico. Podemos estar todo el día disfrutando del clima tan cálido y de todos los animalitos como monos e iguanas tan simpáticas.
-Lo sé Ronal, a mí también me encantan. Pero no debemos vivir como si fuéramos salvajes. No hay que descuidar nuestra educación, higiene y costumbres. Algún día regresaremos a nuestro hogar y es imprescindible conservar nuestro modo de vida para integrarnos en la sociedad.
-Tienes razón Virginia. Llamaré a Ralf y a Roger. Te prometo que estaremos más que presentables y seremos muy educados. Solamente esperamos que no sea un cascarrabias de tutor, severo y mezquino como el que teníamos en Londres.
-Espero que no. Y en caso de que lo sea, no os preocupéis, buscaremos a otro hasta encontrar al adecuado.
Venga Ronal, ve a encontrarte con tus hermanos y me esperáis en la biblioteca. Yo tengo que resolver algún asunto con el capataz. No me gusta como trata a los pobres recolectores.
-¡Ralf, Ronal y Roger! ¡Venid aquí enseguida! ¿No os he dicho que hoy venía el nuevo tutor para daros clases?
-¡Ya vamos Virginia! Roger está lavando a los perros, enseguida estaremos aseados y listos. Y Ralf está buscando los mapas del mundo, porque la esfera no la encontramos, creo que la última vez la vimos en el estanque flotando como un balón de fútbol.
-¿Por qué me hacéis esto? Tenéis que dar una buena impresión. Recordar que no abundan mucho los maestros para enseñaros lo más básico de matemáticas, historia, latín, literatura, dibujo…Estamos muy lejos de la civilización. Y alguien tiene que dedicarse a la administración de las fincas que nos dejaron papá y mamá. Sé que estamos muy lejos de nuestra amada casa de Londres. Pero nuestro deber es atender a nuestros trabajadores en lo que les haga falta con los cultivos de café y cacao.
-Virginia, por favor, no te preocupes tanto por nuestra educación. Estamos encantados de vivir aquí en Costa Rica. Es un lugar mágico. Podemos estar todo el día disfrutando del clima tan cálido y de todos los animalitos como monos e iguanas tan simpáticas.
-Lo sé Ronal, a mí también me encantan. Pero no debemos vivir como si fuéramos salvajes. No hay que descuidar nuestra educación, higiene y costumbres. Algún día regresaremos a nuestro hogar y es imprescindible conservar nuestro modo de vida para integrarnos en la sociedad.
-Tienes razón Virginia. Llamaré a Ralf y a Roger. Te prometo que estaremos más que presentables y seremos muy educados. Solamente esperamos que no sea un cascarrabias de tutor, severo y mezquino como el que teníamos en Londres.
-Espero que no. Y en caso de que lo sea, no os preocupéis, buscaremos a otro hasta encontrar al adecuado.
Venga Ronal, ve a encontrarte con tus hermanos y me esperáis en la biblioteca. Yo tengo que resolver algún asunto con el capataz. No me gusta como trata a los pobres recolectores.