Esta novela ha sido escrita para tratar de llegar a aquellas personas que por una u otra razón se han visto involucradas en algún secuestro. Todos sabemos que el secuestro es una forma despiadada de negociar con la vida de los seres humanos, pero aquellos que han vivido y sufrido las bajezas que en esta modalidad se utilizan, no puedan olvidar jamás el maltrato a que fueron sometidos. Viajemos por los caminos de Antioquia en una chiva llena de campesinos, de esperanzas y también de temores, porque su conductor, si no está borracho, no tiene un peso ni para cambiar una llanta. Afortunadamente Bebeco, su ayudante ha ido aprendiendo todas las mañas. Aprovechemos para conocer a Ranulfo y su forma de enamorar, que todos envidian. Aliste los nervios para que salgamos de ese infierno en que fue a parar esta pareja, uno buscando a su hermana y el otro viviendo una aventura permanente, por ser su especia-lidad. Caminemos con cuidado para no ir a caer en manos del Culebro, que enredaba hasta a su misma madre. Mientras todo se realiza, suframos con los secuestrados, que viven cada día como si fuera el último de sus vidas.
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