La Ciudad Vieja a caído, y con ella un Imperio de mil años. El mundo está cambiando. Por fin las tropas khardesitas han dado por concluida la campaña en el Norte y, mientras se establecen las condiciones para los derrotados, el General Regio Valerio Audax comienza a mirar hacia el Sur, hacia la Tierra de Arkhem. Poco puede imaginar que el destino le tiene preparado otro camino.
Los tres amigos lograron huir de la derrota, y ahora rememoran lo sucedido desde la seguridad de las Llanuras de Zanelay. Los compañeros caídos, las deudas de honor contraídas, los fracasos. Su mundo se desmorona, como el de todo aquel que osa resisitirse al Imperio Khardesita. Pero no todo está perdido. Aún hay esperanza. Los caminos el trío se dividirán, el destino aún les tiene preparados retos y ellos están dispuestos a afrontarlos.
Uno de ellos irá ha su hogar, al Sur, a Lerthan, tierra de Caballeros, donde el honor sigue representando lo que vale un hombre, donde los soldados aún defienden la verdad y la justicia, donde una espada es sinónimo de esperanza y no de muerte… o al menos así debería de ser.
Los otros dos partirán en busca de repuestas hacia el Este, ajenos a todo lo que no sea su búsqueda. Pero el destino si es muy consciente de su existencia… y tiene otras ideas. Antes de proseguir deberán afrontar las consecuencias por lo sucedido en Jadalsi, aún a riesgo de que el resultado del juicio sea su propia muerte.
Mientras tanto, una fuerza mágica avanza arrasando a todo aquel que se pone en su camino, tomando lo que desea sin importarle la vida o la muerte de otros. Humanos y Dragones caen ante los poderes de la Oscuridad mientras la sombra se cierne sobre Târríen.
Porque algo ha cambiado. El portador del “Don” ha caído, pero la magia vuelve a campar por el mundo. Retazos de poder a veces, destellos de gloria otras. En ocasiones la esperanza se tiñe de la energía del Gran Padre, en otras, la Oscuridad empaña los corazones de las gentes. Definitivamente el mundo está cambiando, y todo parece indicar que se aproxima lo inevitable. Todo parece indicar que Aggleddhull despertará de su sueño, y la vida tal y como la conocemos, llegará a su fin.
En este mundo volverían a encontrarse los destinos de Regio Valerio Audax, General en jefe de la Legión Fénix, de Axenius, médico de la familia imperial y erudito, de Tharek Driss, antiguo noble Isbandio y ahora ladrón, espadachín y amante, y de SineHard, a quien su gente llamó “el olvidado”, además de bastardo y desheredado, que nunca logró ser un “Dragonard”, y a quién le estaba vetado el “Tránsito” al Empíreo tanto como la felicidad en la tierra. A ellos se unirá en el viaje Dhünkän Fabricahumo, de los Fabricahumo de Airdinnan. Antiguo guardaespaldas de una niña de seis meses, cuando murió asesinada en su cuna fue expulsado de Airdinnan. Desde entonces trabaja como soldado de fortuna para aquellos que tienen la suerte de contatarle.
Todos ellos vivirán un peligroso viaje a las Isla de los Dragones en busca de la tumba del primer Heinäe. Un viaje del que no todos saldrán bien parados.
Los tres amigos lograron huir de la derrota, y ahora rememoran lo sucedido desde la seguridad de las Llanuras de Zanelay. Los compañeros caídos, las deudas de honor contraídas, los fracasos. Su mundo se desmorona, como el de todo aquel que osa resisitirse al Imperio Khardesita. Pero no todo está perdido. Aún hay esperanza. Los caminos el trío se dividirán, el destino aún les tiene preparados retos y ellos están dispuestos a afrontarlos.
Uno de ellos irá ha su hogar, al Sur, a Lerthan, tierra de Caballeros, donde el honor sigue representando lo que vale un hombre, donde los soldados aún defienden la verdad y la justicia, donde una espada es sinónimo de esperanza y no de muerte… o al menos así debería de ser.
Los otros dos partirán en busca de repuestas hacia el Este, ajenos a todo lo que no sea su búsqueda. Pero el destino si es muy consciente de su existencia… y tiene otras ideas. Antes de proseguir deberán afrontar las consecuencias por lo sucedido en Jadalsi, aún a riesgo de que el resultado del juicio sea su propia muerte.
Mientras tanto, una fuerza mágica avanza arrasando a todo aquel que se pone en su camino, tomando lo que desea sin importarle la vida o la muerte de otros. Humanos y Dragones caen ante los poderes de la Oscuridad mientras la sombra se cierne sobre Târríen.
Porque algo ha cambiado. El portador del “Don” ha caído, pero la magia vuelve a campar por el mundo. Retazos de poder a veces, destellos de gloria otras. En ocasiones la esperanza se tiñe de la energía del Gran Padre, en otras, la Oscuridad empaña los corazones de las gentes. Definitivamente el mundo está cambiando, y todo parece indicar que se aproxima lo inevitable. Todo parece indicar que Aggleddhull despertará de su sueño, y la vida tal y como la conocemos, llegará a su fin.
En este mundo volverían a encontrarse los destinos de Regio Valerio Audax, General en jefe de la Legión Fénix, de Axenius, médico de la familia imperial y erudito, de Tharek Driss, antiguo noble Isbandio y ahora ladrón, espadachín y amante, y de SineHard, a quien su gente llamó “el olvidado”, además de bastardo y desheredado, que nunca logró ser un “Dragonard”, y a quién le estaba vetado el “Tránsito” al Empíreo tanto como la felicidad en la tierra. A ellos se unirá en el viaje Dhünkän Fabricahumo, de los Fabricahumo de Airdinnan. Antiguo guardaespaldas de una niña de seis meses, cuando murió asesinada en su cuna fue expulsado de Airdinnan. Desde entonces trabaja como soldado de fortuna para aquellos que tienen la suerte de contatarle.
Todos ellos vivirán un peligroso viaje a las Isla de los Dragones en busca de la tumba del primer Heinäe. Un viaje del que no todos saldrán bien parados.