Este libro se ocupa de búsquedas y de hallazgos. Pero búsquedas y hallazgos en los que las personas nos jugamos lo más valioso de nuestra existencia: su sentido. En concreto, el recorrido que se ofrece al lector en esta obra es el siguiente: los seres humanos van en busca de sentido (primera parte) y, como en esa búsqueda interviene Dios (segunda parte), los seres humanos empiezan también a buscarle a él (tercera parte); por último, los cristianos buscan la civilización del amor (cuarta parte), que también eso es necesario para caminar hacia una vida lograda. No debe extrañar que la segunda parte, en la que aparece Dios buscando a los seres humanos, preceda a la tercera, que muestra a los seres humanos como buscadores de Dios. Aunque subjetivamente podamos creer que somos nosotros quienes buscamos a Dios, en realidad se trata de dejarnos encontrar por él: «Nadie puede buscar a Dios si antes no ha sido encontrado por él», dice Th. Merton.
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