Marcus es sacerdote y tiene un don: detecta el mal
que anida en las personas. Sandra es fotógrafa de la
policía. Y también tiene un don: puede hacer visible
lo invisible. Ahora ambos han unido sus talentos
para atrapar a un asesino abominable: alguien que
sólo escoge como víctimas a parejas jóvenes. La
investigación de los crímenes les lleva al Vaticano,
al archivo donde se atesoran los mayores crímenes
de la humanidad. Un inventario del mal absoluto.
Un lugar siniestro donde todo es oscuridad.
Con un ritmo vertiginoso, Carrisi teje una historia
en la que el lector libra la misma lucha que Marcus
y se enfrenta a los mismos enigmas que intenta
descifrar Sandra, sintiendo las mismas esperanzas
y el mismo miedo hasta la última línea.
que anida en las personas. Sandra es fotógrafa de la
policía. Y también tiene un don: puede hacer visible
lo invisible. Ahora ambos han unido sus talentos
para atrapar a un asesino abominable: alguien que
sólo escoge como víctimas a parejas jóvenes. La
investigación de los crímenes les lleva al Vaticano,
al archivo donde se atesoran los mayores crímenes
de la humanidad. Un inventario del mal absoluto.
Un lugar siniestro donde todo es oscuridad.
Con un ritmo vertiginoso, Carrisi teje una historia
en la que el lector libra la misma lucha que Marcus
y se enfrenta a los mismos enigmas que intenta
descifrar Sandra, sintiendo las mismas esperanzas
y el mismo miedo hasta la última línea.