"“Sentado en aquel banco antiguo, recubierto de infinitas capas de pintura verde, nota como el sol penetra en sus poros y le transmite aquella sensación reconocible y reconfortante de serenidad y relajación”
Aquél parecía que iba a ser un viernes cualquiera, intrascendente como tantos otros para Carlos Belmonte, abogado sin ejercer, ingeniero a medias y escritor de éxito remoto. Así hubiese sido si en un momento dado, atraído por un hecho en apariencia insignificante, no se hubiese levantado de aquel banco.
Sin embargo aquel día el destino había decidido divertirse con él y a partir de aquel momento Carlos se encuentra en medio de un ciclón salvaje de sucesos y circunstancias que van a transformar su vida para siempre.
Acusado de un crimen atroz que no ha cometido es buscado por la policía, tiroteado por unos desconocidos, enjuiciado, encarcelado y maltratado en cuerpo y alma sin poder hacer nada para evitarlo.
En esta secuencia apocalíptica, cuenta con el apoyo de su amante/amiga Marta, de su compañero Pedro, abogado como él y su atractiva becaria. Enrique Galcerán, policía veterano y gruñón, convertido como él mismo dice en “su puto clavo ardiendo” también le echa una mano. Mientras, Carlos se siente espectador de su propia tragedia, zarandeado por los hechos, desbordado por la situación y rodeado de personajes estrafalarios algunos y siniestros la mayoría. Al final, alguien preso como él y desde la misma cárcel, consigue empezar a sacarle del túnel. Sin embargo, todo aquello forma parte de un plan, aunque él lo ignora.
Un relato lleno de energía y acción, trepidante y adictivo, desbordante de personajes y que se desarrolla desde los más lóbregos rincones de Barcelona hasta las luminosas playas de la Costa Dorada. Gracia y Gasch, consiguen en este caso una muestra brillante del género que captura la atención e inquieta la mente, desde la primera frase.
Novela negra al 100%."
Aquél parecía que iba a ser un viernes cualquiera, intrascendente como tantos otros para Carlos Belmonte, abogado sin ejercer, ingeniero a medias y escritor de éxito remoto. Así hubiese sido si en un momento dado, atraído por un hecho en apariencia insignificante, no se hubiese levantado de aquel banco.
Sin embargo aquel día el destino había decidido divertirse con él y a partir de aquel momento Carlos se encuentra en medio de un ciclón salvaje de sucesos y circunstancias que van a transformar su vida para siempre.
Acusado de un crimen atroz que no ha cometido es buscado por la policía, tiroteado por unos desconocidos, enjuiciado, encarcelado y maltratado en cuerpo y alma sin poder hacer nada para evitarlo.
En esta secuencia apocalíptica, cuenta con el apoyo de su amante/amiga Marta, de su compañero Pedro, abogado como él y su atractiva becaria. Enrique Galcerán, policía veterano y gruñón, convertido como él mismo dice en “su puto clavo ardiendo” también le echa una mano. Mientras, Carlos se siente espectador de su propia tragedia, zarandeado por los hechos, desbordado por la situación y rodeado de personajes estrafalarios algunos y siniestros la mayoría. Al final, alguien preso como él y desde la misma cárcel, consigue empezar a sacarle del túnel. Sin embargo, todo aquello forma parte de un plan, aunque él lo ignora.
Un relato lleno de energía y acción, trepidante y adictivo, desbordante de personajes y que se desarrolla desde los más lóbregos rincones de Barcelona hasta las luminosas playas de la Costa Dorada. Gracia y Gasch, consiguen en este caso una muestra brillante del género que captura la atención e inquieta la mente, desde la primera frase.
Novela negra al 100%."