El complejo de espermatozoide es un irónico ensayo sobre la mediocridad. Un mal que nos ha impregnado socialmente. Una metáfora sobre nuestra situación actual y sobre cómo, en nuestro afán por ser los primeros, hemos perdido el norte de nuestra verdadera meta.
La vida se ha convertido en una competición por ganar en la que nos hemos olvidado de que el viaje es lo importante, y hacemos de los demás nuestros rivales o simplemente los convertimos en “herramientas” para conseguir nuestros fines. En esa trepidante competición acumulamos experiencias, objetos y otros triunfos, pero somos incapaces de asimilar lo vivido.
El complejo de espermatozoide es un mal que puede afectar a hombres y mujeres de todas las edades y de todas las sociedades. No es nuevo, la historia de las civilizaciones cuenta con personajes célebres que han padecido este mal; sin embargo, las condiciones de la época actual lo han exacerbado y ha dejado de ser un fenómeno aislado para convertirse en un trastorno común en la sociedad del siglo XXI.
La vida se ha convertido en una competición por ganar en la que nos hemos olvidado de que el viaje es lo importante, y hacemos de los demás nuestros rivales o simplemente los convertimos en “herramientas” para conseguir nuestros fines. En esa trepidante competición acumulamos experiencias, objetos y otros triunfos, pero somos incapaces de asimilar lo vivido.
El complejo de espermatozoide es un mal que puede afectar a hombres y mujeres de todas las edades y de todas las sociedades. No es nuevo, la historia de las civilizaciones cuenta con personajes célebres que han padecido este mal; sin embargo, las condiciones de la época actual lo han exacerbado y ha dejado de ser un fenómeno aislado para convertirse en un trastorno común en la sociedad del siglo XXI.
