¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DIVINO PARA EL HOMBRE?
El género humano, está conformado por creaturas evolucionarias en el tiempo y el espacio. La condición humana está conformada por creaturas: mortales, pecadoras, corruptibles, exentas de luz, por lo que no tienen acceso a la vida eterna. Tienen que desembarazarse de su mortalidad, para regresar al Padre es necesario transmutar esos entes en: divinos, inmortales, santos, incorruptibles. El único camino para lograrlo es el bautismo de fuego.
La convergencia del fuego de Alfa y Omega, en el corazón del iniciado, es el bautismo de fuego, es necesario que el alquimista ascienda el fuego blanco de Omega, sin él es imposible el bautismo de fuego, si el hombre no transmuta su energía sexual jamás se realizará, este es el fundamento de la religión universal y ha constituido la Tradición a través de todas las épocas. El cuerpo del hombre es el laboratorio del alquimista, en él se forja la Gran Obra, sólo con la Alquimia se realiza la inmortalidad del alma. El Universo fue creado, con la finalidad expresa de que el hombre sea un alquimista del Espíritu en los planos de la materia, este es el Propósito divino.
Es la única vía para que el hombre devenga en Hijo de Hombre y este en hijo de Dios, porque el hombre, creatura de Dios es media ecuación, manifiesta humanamente sólo 6 atributos de Él: inteligencia, amor, conciencia, vida, palabra, luz. La ascensión al Padre requiere la ecuación completa, los otros 6 atributos, los posee sólo el Hijo del Hombre, que haya devenido en hijo de Dios: divinidad, gloria, gracia, verdad, perfección, reino.
LAS 777 REENCARNACIONES, PARA ALCANZAR LA REALIDAD DEL SER
En las primeras reencarnaciones como humano, el hombre es una creatura recién salida de la animalidad, un salvaje abúlico e ignorante dominado por el deseo y la pasión. El número de reencarnaciones para que el hombre se realice es de 777, en las primeras 700 reencarnaciones, llamada el aula de la ignorancia el hombre no es apto para la autorealización.
En las 70 reencarnaciones siguientes llamada el aula del aprendizaje, el hombre debe buscar y encontrar el camino a la Luz, realizándolo primeramente en su inteligencia; si acaso no ha perdido el rumbo en el mal, en iniciaciones negras y lo haya sellado en un pacto, o, si no ha usado la energía sagrada del Espíritu Santo, para su uso personal como los magos, los hipnotizadores, los ilusionistas y los faquires, haciendo con ella circo, maroma y teatro, y, si no ha perdido su identidad sexual, porque de ser afirmativa cualesquiera de estos tres casos, es muy probable que ya haya sellado su destino y finalice como un hermano oscuro. El hombre que no se encuentre en uno de los tres casos anteriores, pero, si transitó por estas reencarnaciones y continúa como un ente abúlico e ignorante, por lo que no tomó una decisión, va en franca regresión, son los individuos que integran las razas rezagadas que están involucionando.
El caso más patético es cuando el hombre lleva el hedonismo al extremo mediante la magia sexual, en el instante en que el hombre despierta la energía de la Virgen Cósmica para servir a sus pasiones, en ese instante empieza a forjar un horrendo y contrahecho cuerpo demoniaco (etérico), que se reflejará en el cuerpo físico, una vez iniciado el proceso no hay marcha atrás, por lo que, de esta caída no hay retorno y una maldición caerá sobre él:
Maldito sea quien con el sexo tántrico despierta a la Madre Divina para servir a sus pasiones, profanando los dones que el cielo le otorgó para purificarse, santificarse y realizarse, usándolos para erigirse en un anticristo, apenas una eternidad de tormentos podría expiar sus crímenes.
En las ultimas 7 reencarnaciones, debe estar absolutamente dispuesto, o antes, si está previamente preparado debe tener la valentía, el honor y el arrojo de realizarlo.
El alquimista configurará la geometría sagrada de la estrella de 6 puntas de la victoria en su corazón, el nombre de Dios: YHWH;
El género humano, está conformado por creaturas evolucionarias en el tiempo y el espacio. La condición humana está conformada por creaturas: mortales, pecadoras, corruptibles, exentas de luz, por lo que no tienen acceso a la vida eterna. Tienen que desembarazarse de su mortalidad, para regresar al Padre es necesario transmutar esos entes en: divinos, inmortales, santos, incorruptibles. El único camino para lograrlo es el bautismo de fuego.
La convergencia del fuego de Alfa y Omega, en el corazón del iniciado, es el bautismo de fuego, es necesario que el alquimista ascienda el fuego blanco de Omega, sin él es imposible el bautismo de fuego, si el hombre no transmuta su energía sexual jamás se realizará, este es el fundamento de la religión universal y ha constituido la Tradición a través de todas las épocas. El cuerpo del hombre es el laboratorio del alquimista, en él se forja la Gran Obra, sólo con la Alquimia se realiza la inmortalidad del alma. El Universo fue creado, con la finalidad expresa de que el hombre sea un alquimista del Espíritu en los planos de la materia, este es el Propósito divino.
Es la única vía para que el hombre devenga en Hijo de Hombre y este en hijo de Dios, porque el hombre, creatura de Dios es media ecuación, manifiesta humanamente sólo 6 atributos de Él: inteligencia, amor, conciencia, vida, palabra, luz. La ascensión al Padre requiere la ecuación completa, los otros 6 atributos, los posee sólo el Hijo del Hombre, que haya devenido en hijo de Dios: divinidad, gloria, gracia, verdad, perfección, reino.
LAS 777 REENCARNACIONES, PARA ALCANZAR LA REALIDAD DEL SER
En las primeras reencarnaciones como humano, el hombre es una creatura recién salida de la animalidad, un salvaje abúlico e ignorante dominado por el deseo y la pasión. El número de reencarnaciones para que el hombre se realice es de 777, en las primeras 700 reencarnaciones, llamada el aula de la ignorancia el hombre no es apto para la autorealización.
En las 70 reencarnaciones siguientes llamada el aula del aprendizaje, el hombre debe buscar y encontrar el camino a la Luz, realizándolo primeramente en su inteligencia; si acaso no ha perdido el rumbo en el mal, en iniciaciones negras y lo haya sellado en un pacto, o, si no ha usado la energía sagrada del Espíritu Santo, para su uso personal como los magos, los hipnotizadores, los ilusionistas y los faquires, haciendo con ella circo, maroma y teatro, y, si no ha perdido su identidad sexual, porque de ser afirmativa cualesquiera de estos tres casos, es muy probable que ya haya sellado su destino y finalice como un hermano oscuro. El hombre que no se encuentre en uno de los tres casos anteriores, pero, si transitó por estas reencarnaciones y continúa como un ente abúlico e ignorante, por lo que no tomó una decisión, va en franca regresión, son los individuos que integran las razas rezagadas que están involucionando.
El caso más patético es cuando el hombre lleva el hedonismo al extremo mediante la magia sexual, en el instante en que el hombre despierta la energía de la Virgen Cósmica para servir a sus pasiones, en ese instante empieza a forjar un horrendo y contrahecho cuerpo demoniaco (etérico), que se reflejará en el cuerpo físico, una vez iniciado el proceso no hay marcha atrás, por lo que, de esta caída no hay retorno y una maldición caerá sobre él:
Maldito sea quien con el sexo tántrico despierta a la Madre Divina para servir a sus pasiones, profanando los dones que el cielo le otorgó para purificarse, santificarse y realizarse, usándolos para erigirse en un anticristo, apenas una eternidad de tormentos podría expiar sus crímenes.
En las ultimas 7 reencarnaciones, debe estar absolutamente dispuesto, o antes, si está previamente preparado debe tener la valentía, el honor y el arrojo de realizarlo.
El alquimista configurará la geometría sagrada de la estrella de 6 puntas de la victoria en su corazón, el nombre de Dios: YHWH;