Una de las características de este libro, la mejor, es que no se puede separar la instrucción que ofrece y el deleite que da. Como el más alto propósito de la literatura después de divertir es enseñar, el libro de Iwasaki cumple con el cometido de un programa de radio en mi niñez en Cuba. Se llamaba Dímelo cantando y su lema, que puede ser el de este libro ahora, era «Instruye mientras deleita». Iwasaki ha invertido la ecuación y se ha propuesto antes que nada deleitarnos y de paso instruirnos sobre el Perú, su pre-historia y su historia. ¿O es al revés?
Guillermo Cabrera Infante
Guillermo Cabrera Infante