Se trata de una conocida experiencia que ha servido para representar su semejanza con un curioso fenómeno que le puede ocurrir a cualquier organización humana. El experimento consiste en hacer el intento por colocar una rana en un recipiente con agua caliente. Tal como podría esperarse, la rana escapa para salvar su vida. Luego se repite la experiencia, pero con agua a temperatura ambiente. Si no la molestamos, la rana se queda quieta. Si después comenzamos a calentar el agua muy lentamente, la rana continúa estando quieta y hasta los 30 grados Celsius, pareciera disfrutarlo. Si continuamos calentando lentamente, se la observará cada vez más aturdida, pero extrañamente no escapará para salvar su vida. Al final termina muriendo cocida. Su sistema sensor, no advierte los cambios lentos de temperatura y no llega a saber que se está muriendo. Algo semejante puede ocurrir en las organizaciones humanas. Muchas de ellas pueden llegar a vivir largas agonías, incluso terminan por desaparecer, porque sus miembros nunca llegan a “saber”, que su entorno está cambiando. O se niegan a creer que su afán como organización, está perdiendo terreno. Otros productos, otros mercados, otras modas, otras corrientes, etc., siempre están modificando el escenario. Da lo mismo si se trata de una fábrica de automóviles, de una institución de servicio, de un taller de reparaciones, de un establecimiento de educación, o de un club deportivo. Incluso de un gobierno o país. Ninguna organización está libre de caer en este contagioso síndrome.
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