Este sorprendente libro dictado por Santa Catalina a secretarios de toda su confianza, ya que era analfabeta o iletrada, no es un libro más en la vida de la Santa es el libro de su vida. En el queda plasmada ella tal como es; en sus páginas desborda su amor a Dios, y su deseo de comunicar lo que vive, resistiéndose a sepultar en el silencio de su tumba cuanto Dios, la Divina Providencia, le da a gustar y le hace comprender.
Catalina, sumida en la amargura por los males que agobian a la Iglesia, se abisma en la contemplación de la Misericordia y de la Providencia y se desborda en las páginas de este libro incomparable, que la contiene y resume a toda ella, expresando tanto su angustia como su confianza en Dios.
Las páginas están vivas, palpitantes, del Diálogo que contiene el grito inenarrable que compendia toda su existencia y misión, dirigida a Dios: "Por tu gloria, Señor, salva al mundo". Escribió en él no lo que sabia, sino lo que vivía, lo que era, recogiendo una serie de experiencias místicas que se habrían perdido definitivamente para nosotros si, de modo providencial, no hubieran encontrado el eco cálido en las páginas del Diálogo. Con la misma fuerza captamos en ellas la respuesta divina en una promesa de misericordia sobre el hombre y la Santa Iglesia y en la enseñanza de los caminos por los que el hombre hallará su salvación.
Catalina, sumida en la amargura por los males que agobian a la Iglesia, se abisma en la contemplación de la Misericordia y de la Providencia y se desborda en las páginas de este libro incomparable, que la contiene y resume a toda ella, expresando tanto su angustia como su confianza en Dios.
Las páginas están vivas, palpitantes, del Diálogo que contiene el grito inenarrable que compendia toda su existencia y misión, dirigida a Dios: "Por tu gloria, Señor, salva al mundo". Escribió en él no lo que sabia, sino lo que vivía, lo que era, recogiendo una serie de experiencias místicas que se habrían perdido definitivamente para nosotros si, de modo providencial, no hubieran encontrado el eco cálido en las páginas del Diálogo. Con la misma fuerza captamos en ellas la respuesta divina en una promesa de misericordia sobre el hombre y la Santa Iglesia y en la enseñanza de los caminos por los que el hombre hallará su salvación.