Mientras el mundo se nos presenta como claro y manifiesto, su Creador no hace lo mismo. Dios no se muestra habitualmente ante nosotros de un modo diáfano: no es fácil dirigirse a un interlocutor que es invisible, y que permanece aparentemente callado.
La pregunta entonces sería: ¿qué motivos tendría para no manifestarse de forma abierta, clara y perceptible? La sorprendente respuesta de por qué se oculta es el gran amor que tiene por sus criaturas.
Para asegurar el disfrute de la libertad y la responsabilidad del hombre, el Todopoderoso se abstiene de manifestar Su presencia de forma obvia. Quiere hijos, no esclavos.
El autor nos intenta dar algunos destellos de luz acerca del misterio del Dios escondido, empleando las herramientas del intelecto y de la fe.
Algunas de las reflexiones en esta obra, que no pretende ser un tratado teológico, son breves, otras son más extensas, pero todas se dirigen a un mismo fin: ayudar a personas comprometidas en la presente búsqueda y aventura de fe y razón.
Nacido en Vic (Barcelona) en 1932, John C. Portavella estudió Ciencias Químicas, completando su formación con un master en este campo en la Universidad de Barcelona. En 1958 se doctoró en Derecho Canónico en la Universidad de Santo Tomás (Angelicum) en Roma. En 1959, tras ordenarse sacerdote en la Prelatura del Opus Dei, ejerció su ministerio, a propuesta del Fundador, en Estados Unidos. Permaneció allí hasta 1967, año en el que san Josemaría le pidió que desarrollase su labor en Filipinas. Entre 1981 y 1991 lo hizo en Cebú, donde además de dictar cursos de teología para laicos, impartió una asignatura de ética médica en la Universidad. Desde 1991 y hasta 2011 ejerció la dirección espiritual en Iloilo, entre hombres y mujeres laicos de toda condición, y entre seminaristas y sacerdotes. De forma simultánea, enseñó Filosofía de la Naturaleza y Metafísica en el seminario de San Vicente Ferrer, en Jaro. Actualmente ejerce su labor pastoral en la Universidad de Asia y el Pacífico, en Manila.
La pregunta entonces sería: ¿qué motivos tendría para no manifestarse de forma abierta, clara y perceptible? La sorprendente respuesta de por qué se oculta es el gran amor que tiene por sus criaturas.
Para asegurar el disfrute de la libertad y la responsabilidad del hombre, el Todopoderoso se abstiene de manifestar Su presencia de forma obvia. Quiere hijos, no esclavos.
El autor nos intenta dar algunos destellos de luz acerca del misterio del Dios escondido, empleando las herramientas del intelecto y de la fe.
Algunas de las reflexiones en esta obra, que no pretende ser un tratado teológico, son breves, otras son más extensas, pero todas se dirigen a un mismo fin: ayudar a personas comprometidas en la presente búsqueda y aventura de fe y razón.
Nacido en Vic (Barcelona) en 1932, John C. Portavella estudió Ciencias Químicas, completando su formación con un master en este campo en la Universidad de Barcelona. En 1958 se doctoró en Derecho Canónico en la Universidad de Santo Tomás (Angelicum) en Roma. En 1959, tras ordenarse sacerdote en la Prelatura del Opus Dei, ejerció su ministerio, a propuesta del Fundador, en Estados Unidos. Permaneció allí hasta 1967, año en el que san Josemaría le pidió que desarrollase su labor en Filipinas. Entre 1981 y 1991 lo hizo en Cebú, donde además de dictar cursos de teología para laicos, impartió una asignatura de ética médica en la Universidad. Desde 1991 y hasta 2011 ejerció la dirección espiritual en Iloilo, entre hombres y mujeres laicos de toda condición, y entre seminaristas y sacerdotes. De forma simultánea, enseñó Filosofía de la Naturaleza y Metafísica en el seminario de San Vicente Ferrer, en Jaro. Actualmente ejerce su labor pastoral en la Universidad de Asia y el Pacífico, en Manila.