Un enigmático personaje llega a la ciudad de Tumba a finales del siglo XX con el pretexto de estudiar la anfibología de su santo patrón, lo que le conduce al controvertido tema de los orígenes de la evangelización del sur peninsular. Paulatinamente, su pesquisa va deslizándose a otra problemática: la relevancia de la identidad del autor del Cuarto Evangelio, una vez desechada la autoría tradicional que lo atribuye al apóstol Juan.
La acción, pues, se desarrolla en dos épocas distintas, en capítulos alternantes: el propio siglo XX, desde donde el investigador fabula cuanto pudo acontecer en el siglo I en torno a tan sugerente personaje, y siglo I, en el que, entre Patmos y Jerusalén, el discípulo amado evoca los instantes más emotivos de su experiencia junto al Maestro. Dado que no siempre lo inferido por el investigador coincide con lo que el discípulo relata, se establece así una perspectiva en paralelo que abre espacio al lector para su interpretación personal.
En 2000 se publicaba esta inusual novela, que generó un torrente de críticas adversas y favorables. Sin embargo, no se publicó íntegramente, sino sólo los capítulos alusivos al siglo I, redactados en primera persona. Hubo que aguardar nueve años para que, con el título de El hombre de tierra, aparecieran los capítulos correspondientes al siglo XX, redactados en tercera. La presente edición en Transbooks es la primera que se ofrece íntegra.
Sin duda estamos ante una novela exigente, tanto por la atenta lectura que demanda como por su alambicado desarrollo; y ante todo, porque el texto tiene el sello de un autor poco convencional. El discípulo amado, el hombre, el personaje, quienquiera fuese en su misteriosa identidad, constituye una clave fundamental en la interpretación de la buena nueva que el mensaje evangélico supuso durante una larga era, y que revive de nuevo para todo hombre de buena voluntad, tanto en la fe de los creyentes como fuera de ella en el espíritu de la concordia y el perdón.
La acción, pues, se desarrolla en dos épocas distintas, en capítulos alternantes: el propio siglo XX, desde donde el investigador fabula cuanto pudo acontecer en el siglo I en torno a tan sugerente personaje, y siglo I, en el que, entre Patmos y Jerusalén, el discípulo amado evoca los instantes más emotivos de su experiencia junto al Maestro. Dado que no siempre lo inferido por el investigador coincide con lo que el discípulo relata, se establece así una perspectiva en paralelo que abre espacio al lector para su interpretación personal.
En 2000 se publicaba esta inusual novela, que generó un torrente de críticas adversas y favorables. Sin embargo, no se publicó íntegramente, sino sólo los capítulos alusivos al siglo I, redactados en primera persona. Hubo que aguardar nueve años para que, con el título de El hombre de tierra, aparecieran los capítulos correspondientes al siglo XX, redactados en tercera. La presente edición en Transbooks es la primera que se ofrece íntegra.
Sin duda estamos ante una novela exigente, tanto por la atenta lectura que demanda como por su alambicado desarrollo; y ante todo, porque el texto tiene el sello de un autor poco convencional. El discípulo amado, el hombre, el personaje, quienquiera fuese en su misteriosa identidad, constituye una clave fundamental en la interpretación de la buena nueva que el mensaje evangélico supuso durante una larga era, y que revive de nuevo para todo hombre de buena voluntad, tanto en la fe de los creyentes como fuera de ella en el espíritu de la concordia y el perdón.