El anciano conde Olivier de Salvadrés ha vivido casi toda su vida fingiendo ser mujer. Arrepentido, hace confesión escrita de su pasado y de las circunstancias que lo abocaron a esa impostura, como penitencia ordenada por el abad Bonafides. La condena eclesiástica se cumplirá sobre el manuscrito, que será quemado públicamente en lugar del conde cuando éste ya haya muerto. Sabiendo que no se expone a la hoguera ni a la vergüenza, y sin hijos ni familiares que hayan de soportarla tampoco, el antiguo travestido no nos ocultará ningún detalle de su agitada existencia ni de sus motivaciones más secretas. Por las páginas de la novela -que transcurre en tierras valencianas y catalanas- desfilan todo tipo de personajes de la época, salteadores de caminos, serranas provocativas, pastores lascivos, juglares y juglaresas, "mariones" o travestidos, guerreros cristianos o moros y caballeros enamorados. Amores, venganzas, justas y torneos, frustraciones, culpa, arrepentimiento y esperanza, son facetas tratadas en esta apasionante historia.
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