El lector que abre El enjambre dorado, de Luz Macías, contempla un paisaje exterior y una geografía de interiores donde anidan los matices del pensamiento y la emoción, al tiempo que descubre un retrato de la autora. En este ámbito, el amor es felicidad perdida, imposibilidad de recobrar la dicha; brotan en él los motivos existenciales, las imágenes de paisajes del frío, los poemas urbanos, como el dedicado al Metro madrileño, y estampas donde brillan los años juveniles. Un libro que hace cómplices a los lectores de un mundo íntimo poblado de estaciones de luz, en las que unas veces brilla el pabilo de la nostalgia y otras se dibuja un horizonte de pérdidas. Las diluidas referencias cultas y el lenguaje directo, la tensión emocional y delicada de los versos, inspirados algunos en las fuentes románticas, son acicates que animan a adentrarse en su lectura.
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