En la novela española contemporánea, el género erótico emergió como un shock total para la conciencia moral tradicional del público español. Estaba en total contradicción con cualquier género aceptado hasta ese período, que podemos denominar la encrucijada entre el siglo XIX y XX. Era cierto que España estaba convirtiéndose rápidamente en un país cosmopolita, que la vida no era más un sueño, sino una realidad. El nuevo mundo de las ciencias y las invenciones demandaba atención pública, pero ¿quién se atrevería a emplear las ciencias como un tema literario? Eduardo Zamacois aceptó el desafío, aunque sólo superficialmente; pero Felipe Trigo lo asumió en toda su complejidad y, al hacerlo, introdujo en España la novela erótica.
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