«El Estado mágico» es un estudio de continuidades. A contrapelo de la bibliografía convencional, analiza la trayectoria lineal del rentismo venezolano del siglo XX, desde la constitución del petro-Estado, durante la dictadura de Gómez, pasando por la de Pérez Jiménez y por los gobiernos democráticos que la sucedieron.
La gran continuidad que nos define ha tenido y tiene la fuerza de un mito: el Estado como brujo magnánimo capaz de lograr el milagro del progreso. Este mito estalla en pedazos –con el Caracazo como clímax– con el ajuste neoliberal de Carlos Andrés Pérez al inicio de su segundo gobierno.
Esta perspectiva de análisis resulta muy pertinente para abordar debates actuales sobre el modelo de Estado, el papel del petróleo y las implicaciones del rentismo en la sociedad. Según su prologuista, Edgardo Lander, incluso en el proyecto político actual predomina la misma continuidad: un Estado identificado con la nación, con el pueblo, con el bien común, y lugar donde se concentran necesariamente todas las decisiones, lo que descarta una real transformación democrática de la sociedad, si poder siquiera «imaginar la posibilidad de desprenderse de la lógica del petro-Estado rentista y del imaginario de la Gran Venezuela, ahora resemantizado como Venezuela una Gran Potencia Energética».
La gran continuidad que nos define ha tenido y tiene la fuerza de un mito: el Estado como brujo magnánimo capaz de lograr el milagro del progreso. Este mito estalla en pedazos –con el Caracazo como clímax– con el ajuste neoliberal de Carlos Andrés Pérez al inicio de su segundo gobierno.
Esta perspectiva de análisis resulta muy pertinente para abordar debates actuales sobre el modelo de Estado, el papel del petróleo y las implicaciones del rentismo en la sociedad. Según su prologuista, Edgardo Lander, incluso en el proyecto político actual predomina la misma continuidad: un Estado identificado con la nación, con el pueblo, con el bien común, y lugar donde se concentran necesariamente todas las decisiones, lo que descarta una real transformación democrática de la sociedad, si poder siquiera «imaginar la posibilidad de desprenderse de la lógica del petro-Estado rentista y del imaginario de la Gran Venezuela, ahora resemantizado como Venezuela una Gran Potencia Energética».