Todo el mundo quiere ser feliz y, a ser posible, de inmediato y para siempre. Despacio, despacio, recomienda ANSELM GRÜN. La verdadera felicidad no se alcanza por medio de las prisas y el ajetreo. No es una meta hacia la que hay que abrirse paso. Se trata más bien de un regalo. No la encontramos en este o aquel lugar, sino en nosotros mismos, en medio de la vida diaria. Es más que un placer; es alegría de vivir. Solo el olvido de nosotros mismos nos hace felices: amar y ser amados, vivir con sosiego y serenidad, no aferrarnos a nada, estar atentos a lo que nos rodea, sentirnos agradecidos por lo que nos acontece. Esta es la avenida que conduce a la felicidad.
Este sitio es seguro
Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.