«Cuando Jesús dijo a sus discípulos: “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esta montaña: muévete hasta allí, y se movería”, se refería evidentemente a una montaña simbólica. La montaña representa las grandes dificultades de la vida que sólo la fe nos permite mover, es decir resolver. En un año, dos años, diez años, piedra tras piedra, conseguiremos mover estas montañas. Pensáis que es largo y querríais que se hiciera enseguida. Entonces, en ese caso, haced como las hormigas, que consiguen en poco tiempo mover verdaderas montañas de granos -¡proporcionalmente son verdaderas montañas para ellas! - Sí, pero una hormiga no trabaja sola, son multitudes las que trabajan juntas.
«En el aislamiento, en el egoismo, nunca moveremos montañas. Si a lo largo de la historia se han realizado grandes cosas, ha sido porque los hombres se han unido para trabajar juntos. Mover montañas es hacer caer en uno mismo y en el mundo los obstáculos que se oponen a la llegada del Reino de Dios. Esto sólo es posible si todos los espiritualistas se unen por la fe y el amor para realizar un gran trabajo de luz y de paz; cuanto más poderosa sea la conexión entre ellos más resultados obtendrán.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov