Segundo de la serie. Pasaban sus noches de pasión en los lujosos hoteles de cualquier ciudad del mundo. Pero, a pesar de lo que sentía por Guido, Lucy sabía que no era más que su amante; no debía encariñarse con él, ni hablarle de amor…
Ni por supuesto quedarse embarazada… ¡Pero ya lo estaba!
El príncipe Guido de Mardivino no podía tener un hijo ilegítimo, así que Lucy tendría que casarse con él…
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