Renzo Núñez; un conscripto de 19 años, es desembarcado a empujones en Puerto Argentino. Sin ser muy consciente de ello, acaba de recuperar las islas Malvinas.
En Nueva York, la célula de la CIA llamada “División América Latina”, analiza desesperadamente la situación y prepara los primeros borradores para Alexander Haig, Secretario de Estado que deberá mediar con Galtieri y la cancillería británica a fin de evitar la contienda.
Mientras los desacuerdos van y vienen, la flota británica mantiene un mismo rumbo: hacia Malvinas.
En el congreso británico estalla la lucha de poderes de cara a las elecciones. En Argentina más de lo mismo, a fin de evitar la caída de la Junta Militar.
La guerra ha estallado entre dos aliados de Estados Unidos. Éste finalmente elige a quien apoyar, y Argentina debe perder lo más rápido posible. Para ello colocan todo el peso logístico sobre la maltrecha y poco financiada “División América Latina”.
Tim Dublin viaja a las islas con la identidad de un reportero de izquierdas, que ellos mismos secuestraron en el aeropuerto Kennedy. Desde allí informa para la CIA y los británicos.
El 4 de Mayo de 1982,vengando el hundimiento del Crucero Belgrano, los argentinos dan un giro de tuerca: hunden el destructor Sheffield usando el temible misil Exocet, y casi destruyen el portaaviones Hermes, donde los ingleses tienen montado el mando de operaciones.
Ambos contendientes han descubierto la efectividad de los Exocets. Así que mientras Argentina intenta comprarlos en el mercado negro, Inglaterra hace lo propio para impedírselo exigiendo a la menguada división de la CIA, que si no detienen la operación de compra, utilizarán los cohetes nucleares Trident que acaba de proveerles Estados Unidos con todas las consecuencias políticas
que significará; su objetivo, la provincia de Córdoba.
Pero las complicaciones aumentarán cuando los agentes de la División descubran quién financia la compra de los misiles Exocets.
“El Juego de los Dioses” traspasa el teatro de operaciones de una guerra convencional para introducirnos más allá del telón, y mostrarnos lo que hay detrás de la escena: la verdadera maquinaria que hace funcionar el trágico espectáculo de cualquier conflicto armado desde que el hombre aprendió el juego de los intereses creados, hasta nuestros días. Decidiendo el destino de los pueblos cuan pequeños dioses.
En Nueva York, la célula de la CIA llamada “División América Latina”, analiza desesperadamente la situación y prepara los primeros borradores para Alexander Haig, Secretario de Estado que deberá mediar con Galtieri y la cancillería británica a fin de evitar la contienda.
Mientras los desacuerdos van y vienen, la flota británica mantiene un mismo rumbo: hacia Malvinas.
En el congreso británico estalla la lucha de poderes de cara a las elecciones. En Argentina más de lo mismo, a fin de evitar la caída de la Junta Militar.
La guerra ha estallado entre dos aliados de Estados Unidos. Éste finalmente elige a quien apoyar, y Argentina debe perder lo más rápido posible. Para ello colocan todo el peso logístico sobre la maltrecha y poco financiada “División América Latina”.
Tim Dublin viaja a las islas con la identidad de un reportero de izquierdas, que ellos mismos secuestraron en el aeropuerto Kennedy. Desde allí informa para la CIA y los británicos.
El 4 de Mayo de 1982,vengando el hundimiento del Crucero Belgrano, los argentinos dan un giro de tuerca: hunden el destructor Sheffield usando el temible misil Exocet, y casi destruyen el portaaviones Hermes, donde los ingleses tienen montado el mando de operaciones.
Ambos contendientes han descubierto la efectividad de los Exocets. Así que mientras Argentina intenta comprarlos en el mercado negro, Inglaterra hace lo propio para impedírselo exigiendo a la menguada división de la CIA, que si no detienen la operación de compra, utilizarán los cohetes nucleares Trident que acaba de proveerles Estados Unidos con todas las consecuencias políticas
que significará; su objetivo, la provincia de Córdoba.
Pero las complicaciones aumentarán cuando los agentes de la División descubran quién financia la compra de los misiles Exocets.
“El Juego de los Dioses” traspasa el teatro de operaciones de una guerra convencional para introducirnos más allá del telón, y mostrarnos lo que hay detrás de la escena: la verdadera maquinaria que hace funcionar el trágico espectáculo de cualquier conflicto armado desde que el hombre aprendió el juego de los intereses creados, hasta nuestros días. Decidiendo el destino de los pueblos cuan pequeños dioses.