En una sociedad donde constantemente se pone de manifiesto la individualización en todas las facetas de nuestra vida, afectiva, social, educativa, etc., emerge un deporte, todavía lactante, pero de gran repercusión, fundamentalmente en el ámbito educativo. Para los profesionales de la educación (génesis primera de su eficacia futura) el KIN-BALL© Sport ofrece un medio estable de participación-competición o viceversa, dejando abierta la puerta a situarse en una u otra, e incluso en ambas. Difícil reto éste, mínima o escasamente alcanzado por otros deportes, mucho más establecidos en nuestra sociedad. El hecho de albergar dentro de su filosofía, elementos como la cooperación, la participación mixta, la predominancia del respeto a las normas sobre la trampa, el desarrollo del fair- play en toda su dimensión es elemento más que suficiente para favorecer su progresión.
Observando la evolución de los deportes en la escuela vemos claramente, que el asociacionismo infantil y juvenil camina hacia actividades libres, a la utilización de la naturaleza como agente motivador, hacia actividades grupales libres de autocompetición, donde la superación de uno mismo y no sobre el otro es prioritario, huyendo de actividades formales cuya práctica claramente desaparece en años posteriores. Es el concepto de participación el causante de la permanencia futura en una actividad deportiva. Actividades como el KIN-BALL© Sport permiten este grado de asociación, representando así el espíritu plural deseado por nuestra sociedad.
Un deporte donde las diferencias individuales se igualan con las virtudes grupales, donde la diferencia de sexo, talla, peso, nivel motriz, edad, etc.…, se tornan elementos útiles, aporta brillantez y claramente se desliga de los sistemas deportivos actuales. En mi opinión, es esta cualidad la que ha hecho que el KIN-BALL© Sport tenga tanto calado en nuestra sociedad. Sin embargo deberá superar, con paciencia, el muro establecido por la publicidad y el mercado deportivo. Posiblemente no sea éste un objetivo marcado en su origen, por su creador M. Demers, pero si es una barrera para su implantación definitiva. Sin embargo considero parte con una ventaja importantísima: el marco educativo dónde se crea y el efecto de alternancia que implica de los valores establecidos.
Observando la evolución de los deportes en la escuela vemos claramente, que el asociacionismo infantil y juvenil camina hacia actividades libres, a la utilización de la naturaleza como agente motivador, hacia actividades grupales libres de autocompetición, donde la superación de uno mismo y no sobre el otro es prioritario, huyendo de actividades formales cuya práctica claramente desaparece en años posteriores. Es el concepto de participación el causante de la permanencia futura en una actividad deportiva. Actividades como el KIN-BALL© Sport permiten este grado de asociación, representando así el espíritu plural deseado por nuestra sociedad.
Un deporte donde las diferencias individuales se igualan con las virtudes grupales, donde la diferencia de sexo, talla, peso, nivel motriz, edad, etc.…, se tornan elementos útiles, aporta brillantez y claramente se desliga de los sistemas deportivos actuales. En mi opinión, es esta cualidad la que ha hecho que el KIN-BALL© Sport tenga tanto calado en nuestra sociedad. Sin embargo deberá superar, con paciencia, el muro establecido por la publicidad y el mercado deportivo. Posiblemente no sea éste un objetivo marcado en su origen, por su creador M. Demers, pero si es una barrera para su implantación definitiva. Sin embargo considero parte con una ventaja importantísima: el marco educativo dónde se crea y el efecto de alternancia que implica de los valores establecidos.