Cuervo-pico cumple con la misión de mensajero que le asignó el U-kan junto al Hombre Montaña; sus acompañantes regresan a Kirsos y él permanece como huésped-rehén en tierras maracutas. Se trata ahora de que actúe como espía y descubra su técnica para laminar el oro. Congenia con Kayuk, príncipe heredero del trono de Maracuta.
Los grandes señores del reino de los kirsos inician la invasión de las tierras maracutas, ricas en oro. Se trata de una operación simultánea, pero singularizada en la que no participa el soberano kirso. El Hombre Montaña intenta entrar en contacto con el U-kan por medio del rehén que retiene como prenda. La situación se desmadra en Maracuta cuando uno de los hijos del rey aprovecha la confusión para usurpar el trono. Cuervo-pico se reúne con Kayuk, reducido a la condición de fugitivo; lo conduce a la Ciudad de los Kirsos; con la autorización tácita del rey, lo oculta en los cuarteles reales, como un arquero más; luego lo pierde y no consigue encontrar su rastro...
En una reyerta de tahúres Cuervo-pico contacta con Makuachú; con él apuesta la vida en una partida de tabas, y la pierde; eso lo encadena a su oponente. Makuachú lo conduce a presencia del anciano Guasamí, sacerdote solar; Trocito de Cielo es nieta suya, de ella se enamora perdidamente el joven arquero: se trata de un amor imposible.
Guasamí le enseña a leer en los mapas y le descubre los caminos del cielo; luego le confía una misión a cambio de proporcionarle los medios de regresar a la Ciudad Santa del Dios Sol. Cuervo-pico acepta el trato.
Los grandes señores del reino de los kirsos inician la invasión de las tierras maracutas, ricas en oro. Se trata de una operación simultánea, pero singularizada en la que no participa el soberano kirso. El Hombre Montaña intenta entrar en contacto con el U-kan por medio del rehén que retiene como prenda. La situación se desmadra en Maracuta cuando uno de los hijos del rey aprovecha la confusión para usurpar el trono. Cuervo-pico se reúne con Kayuk, reducido a la condición de fugitivo; lo conduce a la Ciudad de los Kirsos; con la autorización tácita del rey, lo oculta en los cuarteles reales, como un arquero más; luego lo pierde y no consigue encontrar su rastro...
En una reyerta de tahúres Cuervo-pico contacta con Makuachú; con él apuesta la vida en una partida de tabas, y la pierde; eso lo encadena a su oponente. Makuachú lo conduce a presencia del anciano Guasamí, sacerdote solar; Trocito de Cielo es nieta suya, de ella se enamora perdidamente el joven arquero: se trata de un amor imposible.
Guasamí le enseña a leer en los mapas y le descubre los caminos del cielo; luego le confía una misión a cambio de proporcionarle los medios de regresar a la Ciudad Santa del Dios Sol. Cuervo-pico acepta el trato.