«Leer a Cărtărescu te devuelve la fe en la capacidad de la ficción para insertarse en el mundo y convertirlo en un lugar diferente.»
—Iván Thays
SINOPSIS:
Mircea Cărtărescu comenzó a escribir El Levante en 1987, cuando era un amargado profesor en una escuela de barrio en Bucarest. Recién casado y con una hija pequeña, escribía en la cocina, en su máquina de escribir Erika, sobre un mantel de hule; con una mano tecleaba y con la otra mecía el cochecito de la niña.
Concluyó la obra pocos meses antes de la caída del comunismo, sin soñar siquiera con la posibilidad de publicarla. El resultado fue uno de los experimentos poéticos más fascinantes escritos jamás: una epopeya heroico-cómica, que es también una aventura a través de la historia de la literatura rumana, que sigue la técnica utilizada por James Joyce en el capítulo del Ulises «Los bueyes del sol». Pero no hace falta conocer la literatura rumana para disfrutar como un niño de las aventuras del poeta Manoil, de Zotalis, de la bella Zenaida, del temible Yogurta, de los piratas y ladrones que pululan por las aguas del Mediterráneo, y de acompañarles en su propia Odisea, plagada de batallas, amores y deserciones. Un delicioso escenario bizantino donde se confunden realidad y ficción, y un cautivador relato que invita a una lectura gozosa, pueril, inolvidable.
LA PRENSA HA DICHO:
«Realidad y fantasía. Parece difícil reunirlas en un mismo cuerpo; aún más utilizarlas, como en una transfusión, para que la una nos lleve a la otra».
—Détour
«Una epopeya en toda regla. Un rumano valeroso, daga y pistolas con empuñadura de marfil en mano, recorre los mares de Grecia para combatir contra los turcos, primer paso en la larga lucha por liberar los Cárpatos del yugo otomano».
—Mediterráneo Sur.
—Iván Thays
SINOPSIS:
Mircea Cărtărescu comenzó a escribir El Levante en 1987, cuando era un amargado profesor en una escuela de barrio en Bucarest. Recién casado y con una hija pequeña, escribía en la cocina, en su máquina de escribir Erika, sobre un mantel de hule; con una mano tecleaba y con la otra mecía el cochecito de la niña.
Concluyó la obra pocos meses antes de la caída del comunismo, sin soñar siquiera con la posibilidad de publicarla. El resultado fue uno de los experimentos poéticos más fascinantes escritos jamás: una epopeya heroico-cómica, que es también una aventura a través de la historia de la literatura rumana, que sigue la técnica utilizada por James Joyce en el capítulo del Ulises «Los bueyes del sol». Pero no hace falta conocer la literatura rumana para disfrutar como un niño de las aventuras del poeta Manoil, de Zotalis, de la bella Zenaida, del temible Yogurta, de los piratas y ladrones que pululan por las aguas del Mediterráneo, y de acompañarles en su propia Odisea, plagada de batallas, amores y deserciones. Un delicioso escenario bizantino donde se confunden realidad y ficción, y un cautivador relato que invita a una lectura gozosa, pueril, inolvidable.
LA PRENSA HA DICHO:
«Realidad y fantasía. Parece difícil reunirlas en un mismo cuerpo; aún más utilizarlas, como en una transfusión, para que la una nos lleve a la otra».
—Détour
«Una epopeya en toda regla. Un rumano valeroso, daga y pistolas con empuñadura de marfil en mano, recorre los mares de Grecia para combatir contra los turcos, primer paso en la larga lucha por liberar los Cárpatos del yugo otomano».
—Mediterráneo Sur.