Los Reinos de España y Marruecos tienen intereses comunes. Ambos Estados se convierten en el punto de partida o de llegada del Continente Americano de células terroristas, y no interesa, en absoluto, que estos elementos se valgan de plataformas geográficas para cometer sus atentados, con la mayor impunidad. La cooperación conjunta habrá de basarse en la confianza mutua entre los dos estados, en el intercambio de medios técnicos y delicada información, para evitar que se propague esta lacra al continente europeo y africano, en particular al Sáhara Occidental, no se deben pues escatimar esfuerzos, y sí, estimular, y extender la colaboración con otros países del Magreb. Si esto no se produce, lamentablemente vamos a padecer durante muchos años el fenómeno del terrorismo internacional y sus consecuencias.
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