La mágica y eterna historia de El Lobo y los 7 Cabritos contada en rimas para deleite de los chicos. Las hermosas ilustraciones se podrán encontrar en el interior del libro. ¡Disfrute de la lectura!
Había una vez una cabra y con sus siete hijos vivía;
Eran blancos y peludos y cada uno de ellos compartía.
Su madre tenía que ir un día al mercado;
les dijo que debían tener mucho cuidado.
“No le abran la puerta a ningún desconocido;
Que un lobo anda suelto es lo que he oído.
Él podría decir mentiras y disfrazarse;
por eso ustedes tienen mucho que cuidarse.”
Todos se comportaron cuando su madre se había ido;
Poco a poco sus tareas habían concluido.
Pero el lobo desde el atardecer los observaba;
el jardín de las cabras él frecuentemente rondaba.
Esos pequeños muy deliciosos se veían;
Para el lobo una suculenta merienda ellos serían.
De repente se escuchó un golpe en la puerta;
Primero un golpe y luego varios hasta perder la cuenta.
“¿Quién es?” los cabritos preguntaron.
“Es su madre. ¿Sus tareas ya terminaron?”
“No eres nuestra madre, tu voz es muy grave;
la voz de ella es mucho más suave”
El lobo de la puerta se apartó despacio;
él cambiaría su voz de ser necesario.
Comió dulces de jengibre para sonar diferente;
No podría esperar para tenerlos al frente.
Tocaron la puerta y con una dulce voz preguntaron:
“Es su madre. ¿Sus tareas ya terminaron?”
Un cabrito se asomó bajo la puerta;
lo que vio fue una grande y peluda pata.
“No es nuestra madre; es el lobo que trata de engañarnos,
Por eso debemos ser muy precavidos y cuidarnos.”
“Vete de aquí lobo y no regreses más,
Las suaves manos de mamá nunca tendrás”
El lobo se alejó nuevamente enfadado.
Comerse a los pequeños hoy había planeado.
Robó algodón para poner en sus patas;
y usó otro poco para esconder sus garras.
Una vez más el lobola puerta tocó;
Y usando su dulce voz nuevamente les habló.
Los pequeños también sus patas vieron;
Que era su madre fue lo que creyeron.
El lobo se abalanzó y uno a uno se los comió;
Pensó que había acabado pues no los contó.
Pero había uno que no alcanzó a comer;
Debajo de un armario se pudo esconder.
La madre llegó a casa y lloró desconsolada;
Había un gran desorden, la casa estaba destrozada.
El pequeño que logró escapar salió de su escondite
“Madre, madre, hicimos todo lo que nos dijiste.
El lobo tenia tu voz y tenía tus patas;
Había escondido sus colmillos y sus garras.”
La madre cabra buscó a lobo ese día;
Y lo vio durmiendo al final de la bahía.
La madretomóuna aguja e hilo enseguida;
esperaba que sus hijos siguiesen aún con vida.
La madre el estómago del lobo cortó;
y a sus hijos con vida adentro encontró.
Metió unas rocas en su barriga y la cosió;
ahora el lobo como nunca antes pesó.
Se despertó furioso y a la madre se quiso comer;
Pero las rocas lo hicieron tropezar y al risco fue a caer.
La madre y sus hijos una vez más estaban juntos;
nunca antes habían pasado tales disgustos.
Vivieron felices y estuvieron a salvo de este modo;
Para eso es la familia después de todo.
Y LA MORALEJA DE ESTE CUENTO ES
Siempre es bueno ser obediente a lo que te piden tus padres. No dejes que extraños entren a tu casa de una vez, ¡puede que se vean bueno pero siempre es mejor prevenir
¡Descargue ya su libro!
Había una vez una cabra y con sus siete hijos vivía;
Eran blancos y peludos y cada uno de ellos compartía.
Su madre tenía que ir un día al mercado;
les dijo que debían tener mucho cuidado.
“No le abran la puerta a ningún desconocido;
Que un lobo anda suelto es lo que he oído.
Él podría decir mentiras y disfrazarse;
por eso ustedes tienen mucho que cuidarse.”
Todos se comportaron cuando su madre se había ido;
Poco a poco sus tareas habían concluido.
Pero el lobo desde el atardecer los observaba;
el jardín de las cabras él frecuentemente rondaba.
Esos pequeños muy deliciosos se veían;
Para el lobo una suculenta merienda ellos serían.
De repente se escuchó un golpe en la puerta;
Primero un golpe y luego varios hasta perder la cuenta.
“¿Quién es?” los cabritos preguntaron.
“Es su madre. ¿Sus tareas ya terminaron?”
“No eres nuestra madre, tu voz es muy grave;
la voz de ella es mucho más suave”
El lobo de la puerta se apartó despacio;
él cambiaría su voz de ser necesario.
Comió dulces de jengibre para sonar diferente;
No podría esperar para tenerlos al frente.
Tocaron la puerta y con una dulce voz preguntaron:
“Es su madre. ¿Sus tareas ya terminaron?”
Un cabrito se asomó bajo la puerta;
lo que vio fue una grande y peluda pata.
“No es nuestra madre; es el lobo que trata de engañarnos,
Por eso debemos ser muy precavidos y cuidarnos.”
“Vete de aquí lobo y no regreses más,
Las suaves manos de mamá nunca tendrás”
El lobo se alejó nuevamente enfadado.
Comerse a los pequeños hoy había planeado.
Robó algodón para poner en sus patas;
y usó otro poco para esconder sus garras.
Una vez más el lobola puerta tocó;
Y usando su dulce voz nuevamente les habló.
Los pequeños también sus patas vieron;
Que era su madre fue lo que creyeron.
El lobo se abalanzó y uno a uno se los comió;
Pensó que había acabado pues no los contó.
Pero había uno que no alcanzó a comer;
Debajo de un armario se pudo esconder.
La madre llegó a casa y lloró desconsolada;
Había un gran desorden, la casa estaba destrozada.
El pequeño que logró escapar salió de su escondite
“Madre, madre, hicimos todo lo que nos dijiste.
El lobo tenia tu voz y tenía tus patas;
Había escondido sus colmillos y sus garras.”
La madre cabra buscó a lobo ese día;
Y lo vio durmiendo al final de la bahía.
La madretomóuna aguja e hilo enseguida;
esperaba que sus hijos siguiesen aún con vida.
La madre el estómago del lobo cortó;
y a sus hijos con vida adentro encontró.
Metió unas rocas en su barriga y la cosió;
ahora el lobo como nunca antes pesó.
Se despertó furioso y a la madre se quiso comer;
Pero las rocas lo hicieron tropezar y al risco fue a caer.
La madre y sus hijos una vez más estaban juntos;
nunca antes habían pasado tales disgustos.
Vivieron felices y estuvieron a salvo de este modo;
Para eso es la familia después de todo.
Y LA MORALEJA DE ESTE CUENTO ES
Siempre es bueno ser obediente a lo que te piden tus padres. No dejes que extraños entren a tu casa de una vez, ¡puede que se vean bueno pero siempre es mejor prevenir
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